Capítulo 10

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"Lo que distingue las mentes verdaderamente originales no es que sean las primeras en ver algo nuevo, sino que son capaces de ver como nuevo lo que es viejo, conocido, visto y menospreciado por todos"

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"Lo que distingue las mentes verdaderamente originales no es que sean las primeras en ver algo nuevo, sino que son capaces de ver como nuevo lo que es viejo, conocido, visto y menospreciado por todos".

- Nietzsche.

Seguía llorando acurrucada bajo los brazos de Sherlock, quien solo me consolaba acariciándome la cabeza de forma gentil cuando, por fin, rompió su silencio.

- (T/N), no deberías hacerle caso a ese idiota. Él no sabe cómo eres en realidad. - Intentó consolarme sin éxito.

- ¡¿Y cómo soy en realidad?! ¡Tú no sabes nada de mí, no sabes cómo soy ni siquiera sabes lo que me pasó! - me separé bruscamente de él, sorprendiéndolo y exploté frente a él.

- ¡Es cierto, desconozco tu pasado porque no quieres contármelo y las únicas evidencias que tengo es el anillo de compromiso que guardas tan estrechamente y que hayas trabajado con el gobierno "en secreto"! - Soltó molesto.

- No sigas. - Dije asustada por las palabras que no quiero escuchar en boca del detective.

- Lo que me conduce a que, en tu última misión, estuviste acompañada y no con un agente cualquiera, sino con tu prometido, pero algo salió mal en aquella misión y él murió. Murió, protegiéndote. - Cuando terminó de deducir lo que me pasó. Le miré de la forma más fría posible, mientras mis lágrimas seguían saliendo y cayendo lentamente sobre mis mejillas, fue entonces cuando Sherlock se dio cuenta de lo que había hecho, arrepintiéndose de sus palabras. - (T/N). Yo, lo siento. - Se acercó lentamente a mí, pero le aparté bruscamente.

- Ni se te ocurra acercarte a mí y, mucho menos de dirigirme la palabra. - Abrí la puerta con brusquedad y entré al vagón a paso rápido manteniendo las distancias con él, pues él me seguía mi rastro. Pero cada vez que se acercaba, yo me alejaba más de él. Cuando llegué a nuestro vagón, abrí y lo cerré rápidamente, poniendo el pestillo para que él no entrase. Ante mi brusquedad, provoqué que John se despertase sobresaltado.

- ¡Uah! ¿Qué... qué pasa? ¿Eh? - Me acurruqué en mi asiento, llorando en silencio. Mientras Sherlock llamaba a la puerta.

John sin saber lo que está pasando, se levantó para abrir la puerta, pero al verme llorar se preocupó. - (T/N), ¿qué te ocurre? ¿Por qué estas llorando?

- ¡Déjame! - No quería hablar con nadie.

John se alejó de mí y puso su mirada en su compañero, quien seguía llamando a la puerta alterado. Entonces, al ver lo alterado que está su compañero y lo triste que está su nueva amiga, comprendió lo que le había pasado. Abrió con cuidado la puerta, evitando que su amigo entrase, dejándome sola.

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- John, déjame entrar. Necesito hablar con ella. - Se acercó alterado a la puerta, pero yo no se lo permití y menos en el estado que se encuentra (T/N). - ¡John! - gritó molesto.

Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora