Capítulo 24

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Comienza a ser ahora lo que serás de ahora en adelante

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Comienza a ser ahora lo que serás de ahora en adelante.

- William James.

Tras terminar de vendarla y mostrar su amor. (T/N) se da cuenta que Billy no está con ellos, ya que la única persona que pudo traerla hasta ellos era él.

- Sherlock, ¿y Billy? - preguntó preocupada.

- Se marchó apresurado porque tenía algunos asuntos que atender. - Sherlock la miró y supo la razón a su pregunta, así que, tomó su mano a modo de calmarla y con un tono suave le dijo: Sé lo que estás pensando y tranquila, no manchará sus manos de sangre por venganza.

- Aun así. Por favor, Sherlock. Ve tras él. No quiero que cometa una locura. - Ambos se miraron a los ojos y él asintió con la cabeza.

- Está bien. Lo haré. - Se acercó su rostro a la de ella y la besó en la frente. - Liam, voy a ir en busca de Billy. Cuida de (T/N) mientras no estoy.

- No hacía falta que me lo dijeras, sabes que lo haré. - Sherlock se acercó a su amigo y posó su mano sobre el hombro de William.

- Te lo agradezco.

Sherlock salió del local y fue en busca de Billy, quien se encontraba junto a McGinty. Billy ya había abatido a dos de los hombres que lo escoltaban cuando Sherlock llegó. Ambos estaban teniendo una conversación y Sherlock pudo distinguir de aquella conversación que el amigo de Billy suplicó para que dejase en paz a su pueblo, pero McGinty no solo se negó, sino que, además mandó a sus hombres a torturarlo hasta matarlo y dejarlo irreconocible de tal modo que cuando fue expuesto su cuerpo ante el pueblo, nadie lo reconoció.

McGinty lo contaba mientras se burlaba de ello: - Sus últimos momentos fueron peores que las de un perro miserable, realmente fue muy estúpido.

- ¿Estúpido? - exclamó cabreado. - No fue estúpido, fue el mejor sheriff de todos y ahora, ¡desenfunda, McGinty!

- ¡No me des órdenes, zagal! - Se quitó el abrigo y se puso en posición para disparar. Había una clara tensión en el ambiente del que en este duelo solo quedaría uno en pie. Sherlock estuvo observándoles en todo momento para no interrumpirles, pero él no podía permitir que se llevase a cabo este duelo, pues era obvio que Billy quería a matar al culpable de todos sus males.

En el momento que Sherlock iba a detenerlo, ambos dispararon. El ambiente se volvió silencioso, salvo las gotas de sangre derramadas hacia el suelo que provenían de la mano de McGinty, quien seguía vivo.

- He perdido. ¿A qué esperas para matarme? - McGinty se encontraba arrodillado en el suelo, mientras Billy se encontraba en frente de él, de pie. Billy, con una mirada fría y seria, se acercó a él y lo apuntó con su arma a la cabeza de su enemigo. McGinty esperaba su final. Un final que nunca llegó, pues Billy decidió enfundar su arma para sorpresa de él.

Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora