Capítulo 7

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La mujer perfecta es un tipo de ser humano superior al varón perfecto, pero también es un ejemplar muy raro

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La mujer perfecta es un tipo de ser humano superior al varón perfecto, pero también es un ejemplar muy raro.

- Nietzsche

Tras estar de vuelta a la mansión, me fui directa a mi habitación, donde me quité toda la ropa que me incomodaba, me desaté el cabello y me eché en la cama. No me desperté hasta más de las seis y media de la tarde. Me vestí apurada con una camisa y unos pantalones ceñidos con unas botas altas y un chaleco con capucha. Cogí todo lo que era necesario para esta misión, mis cuchillas, una pistola y un catalejo, además de dinero. Até mi cabello con una cola alta y me dirigí en silencio a la cocina a coger algo para comer. Pues nadie me despertó para el almuerzo. A estas horas de la tarde, Mycroft se encuentra en el Club de Dionisos, así que no llegaría hasta dentro de más de una hora. Cogí una manzana y me marché sin que Jane se diese cuenta.

Salí por la puerta trasera de la mansión y me escabullí por los callejones de la zona. A pesar de lo tarde que era y lo lejano que se encuentra Baker Street, a mí no me suponía ningún problema llegar hasta allí en tiempo récord. Me fui a uno de esos callejones y con sólo acelerar el paso, salté entre las paredes del callejón hasta llegar al techo de la casa, a partir de allí corrí por los techos de las casas londinenses de forma sigilosa y sin que nadie se notase o percatase de mi presencia hasta llegar a Baker Street. Me posicioné en un lugar idóneo, donde tenía una vista perfecta de Baker Street y de las ventanas del 221B. En ese momento, llegó un carruaje de cuatro ruedas y dos caballos, lo que significa que Sherlock tiene un visitante de alta categoría. La persona que salió de aquel lujoso carro, era un caballero de porte elegante de pelo castaño y, quien vestía una máscara, lo que significa que aquella persona no quiere que se descubra su identidad. Posiblemente, un miembro de la realeza extranjera. Al llegar a la puerta, quien lo recibió fue la Sra. Hudson. No me esperaba esa visita, pero mi intuición me dice que podría estar relacionado con Irene Adler. Saqué mi catalejo y dirigí mi mirada por la ventana, para así poder leer sus labios y conocer la situación.

Por lo que veo, al llegar el caballero misterioso. Sherlock se presenta a él y le comunica que tanto él como su compañero, serán los únicos testigos de dicha conversación. Me temo, Sherlock que no contabas conmigo en la ecuación de tu fórmula. El misterioso caballero confía en ellos y se presenta como el Conde von Kramm del Reino de Bohemia. Como yo sospechaba, un aristócrata extranjero. Luego suelta una excusa por llevar la máscara, lo cual Sherlock no se sorprende. La verdad es que, a mí tampoco me sorprende. Un noble extranjero que lleva una máscara, no puede ser un simple conde. Tiene que ser de alguien con mayor importancia, como un príncipe o un rey. Cosa que lo acaba de confirmar Sherlock.

El misterioso caballero se quita su máscara y se revela como Wilhelm Gottsreich Sigismond von Ormstein, el Rey heredero de Bohemia. Su rostro era hermoso, pero cuando aumenté la visión de mi catalejo, me llamó la atención de sus ojos. Juraría que yo ya había visto esos ojos antes. Por lo que he entendido, este rey estuvo viviendo hace cinco años en Varsovia, donde conoció a una mujer extraordinaria.

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