cuarenta y seis

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El drama está cerca, y por eso me refiero al final. Amo riquillos presumidos, al principio fue como una obligación pero después me animé tanto que le puse mucho empeño.

Amo esta historia, y estoy segura de que si se hubiera planificado antes y con más tiempo, el fic sería mucho mejor.

PD: si habrá final feliz.

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JungKook estaba más que enojado.

No podía evitarlo. Era un niño consentido de mamá y papá, siempre obtenía lo que quería (al menos la mayor parte del tiempo) y aquello lo mal-acostumbro demasiado.

Por eso, cuando su abuelo no le quiso comprar su helado, se había puesto de esos ánimos.

─ Ya JungKook, no puedes estar con esa cara todo el camino. ─ Le dijo su abuelo, sentado a su lado mientras revisaba su teléfono cada cierto tiempo.

El pequeño pelinegro de ocho años quien estaba cruzado de brazos no le hizo caso, negándose siquiera a intercambiar alguna palabra con su abuelo.

El señor Jeon suspiro pesadamente, dejando su celular a un lado.

─ ¿Quieres saber porqué no te compre el helado? ─ JungKook lo miro de reojo, eso sí le interesaba. ─ No vas a obtener todo en la vida JungKook, y menos en bandeja de plata. Además, debes saber en qué gastar el dinero, no en cualquier cosa, si bien el dinero está para satisfacer nuestros caprichos y necesidades, puede acabarse rápido. Es más fácil gastar el dinero que ganárselo, y debes aprender a trabajar por el si algún día vas a tener la empresa en tus manos.

El pequeño JungKook de ocho años no entendió eso al principio. Posiblemente porque de verdad no sabía que para ganar el dinero se sacrificaban muchas cosas.

[ . . . ]

Sin embargo, ya no era ese niño pequeño que no entendía.

Creció, y con ello su sentido de razonamiento, entendía lo que decía su abuelo, y sus ansias de superarse a si mismo crecía. Desde que paso lo de la secundaria y cuando se hizo amigo de JiMin se volvió un poco más confiado.

No dejó que nadie pasase por encima de él, y su error fue hacer un escudo hacia el mundo exterior, temiendo ser dañado. Y por ese escudo, no se permitió ver otras cosas de la vida.

Aquel fuerte y duro escudo fue quitado por TaeHyung, quien le ayudo a conocer el mundo y le hizo sentir confiado de otra manera.

No todo era tan malo después de todo.

─ Hola abuelo. ─  Murmuro, afianzado el agarre en la mano de TaeHyung.

TaeHyung no entendía nada, ¿algo andaba mal?

─ JungKook, nieto. ─ El señor Jeon se acercó al pelinegro, con una pequeña sonrisa, ignorando completamente a TaeHyung. ─ A pasado mucho tiempo.

El pelinegro asintió, correspondiendo la sonrisa de su abuelo, solo para guardar las apariencias.

─ Ni que digas abuelo, ya hasta te veo más canas.

El hombre mayor soltó una risa, tocando su cabello con interés.

─ Posiblemente, a ti se te ve mejor, sin duda estás en la flor de la juventud.

Riquillos presumidos [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora