veintiuno

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TaeHyung ya había despertado, y estaba frente a su escritorio, aún observando a la bailarina girar entorno a la melodía.

Había descubierto que la cajita tenía un espacio para guardar algunas joyas o cosas pequeñas, así que aprovechó para poner ahí algunos anillos que encontró por los cajones.

Los colores pasteles de la caja y la melodía seguían fascinando sus ser. Tal y como la primera vez que la escuchó.

La puerta fue tocada, más no volteó a verificar quien pasaba, simplemente emitió un ─ Pase...

Emitió, aún sin mirar a la puerta.

─ Hola TaeHyung. ─ El mencionado volteó, haciendo una leve mueca cuando MinJae se apareció por la puerta.

Las cosas con él se habían tornado un poco incómodas después de que hablara mal de Jungkook. Y encima a sus espaldas, que bajo. ─ Buenos días MinJae, ¿Que te trae aquí? ─ Le respondió, cortésmente como le habían enseñado sus padres, obviamente sus modales siempre irían primero.

Y es que así era TaeHyung, por más que quisiera gritarle cosas crueles e hirientes a alguien que posiblemente lo merecía, su lado empático se lo impedía. Sus palabras quedándose en la punta de su lengua solo al imaginar cómo se podría sentir la persona si dijera todo lo que pensaba.

Dahyun solía decir que amaba esa parte de él.

─ Vine a, bueno, avisarte que el joven Jeon te espera abajo. ─ La vista del pelinegro bajo a la caja encima del escritorio de TaeHyung ─, es, una linda caja.

TaeHyung miro de nuevo la cajita, recién notando que la melodía había parado, al igual que los giros de la bailarina. Cerró la caja, asintiendo.

─ Lo sé, es muy linda. Y la melodía lo es más, mmh, dile a JungKook que ya bajo. ─ El castaño se levantó de la silla, acercándose a su ropero, aún no creyendo que tenía tanta ropa ahí.

Hizo un pequeño espacio entre las ropas, dejando la cajita ahí. Un lugar seguro y fiable, sin duda alguna.

Cuando volteó, se sorprendió un poco al notar como seguía MinJae en su cuarto. Él en serio creyó que el mayor se había marchado.

─ ¿Por qué sigues aquí? ─ Frunció el ceño, colocando sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

─ Mm, yo, quería disculparme por haberme comportado como un imbécil el otro día TaeHyung, hice mal. ─ MinJae bajo la mirada, apretando sus labios al recordar lo que dijo ese día. Pidiendo en su mente que el menor lo perdónase.

─ A mi no me deberías pedir perdón MinJae, a quien le deberías pedir perdón es a JungKook, él no te hizo nada para que hables tan mal de él.

Y el pelinegro ni siquiera pudo defenderse, porque el castaño ya estaba saliendo de su habitación, rumbo al comedor.

TaeHyung no lo entendía, ¿Qué le había pasado para que hablara así de los "ricos"? Ni que fuera un crimen tener dinero, o mejor dicho, trabajar por ese dinero.

Si de algo estaba consciente, es que sabía que el dinero no llegaba fácil, y ayer después de volver del restaurante, solo pido ver a los padres de JungKook exhaustos en el sillón.

─ Buenos días bello durmiente. ─ El castaño alzó la mirada, viendo a JungKook con ropa casual, como ayer.

─ Buenos días Jungkook, ¿Hoy no irás a trabajar? ─ Se atrevió a preguntar, obteniendo una negación por parte del pelinegro.

El desayuno ya estaba servido, por así decirlo. Y no veía a los señores Jeon cerca, y Jungkook se veía más relajado que los días anteriores.

─ No, como mis padres están aquí, se harán cargo ellos por unos días, merezco un descanso. ─ JungKook movió su cena a un lado un poco brusco, haciendo que truene, sus huesos acomodándose.

Riquillos presumidos [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora