trece

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- ¿Perdona?

- ¿En serio crees que me voy a creer que viniste hasta mi casa, solo para saludar o ver cómo estoy o como está TaeHyung? - dijo en tono burlesco, haciendo énfasis en la palabra "mi".

La pelinegra sonrió de lado, rodando los ojos.

- Bueno, me atrapaste, sinceramente, creí que el niño estaría con la servidumbre, digo, conociéndote, era obvio que sería así, me sorprendiste Jeon, eres una caja de sorpresas. - Habló la muchacha, acomodando su oscuro cabello.

- No soy tan despreciable Lalisa, deberías saberlo más que nadie, ¿No? - JungKook no cambio su tono, más bien, lo hizo relucir más, cosa que de cierta manera molesto a la pelinegra.

- Pues no lo sé, haz cambiado mucho con el paso de los años, y solo pienso que eres un chico despreciable y arrogante que haría lo que fuera por avaricia.

- Oh, me hiere que pienses así de mi, yo en ningún momento te he dado motivos. - Está vez, activando su lado dramático, JungKook puso una mano en su pecho, fingiendo estar dolido.

Pero eso tampoco cambio la perspectiva de Lisa.

- ¿No me has dado motivos? - Cansada, la pelinegra se levantó de su asiento bruscamente, frunciendo el ceño, pero JungKook en ningún momento se inmutó ante su amenazadora mirada.

- Que yo sepa no.

- ¡Extraviaste mi muñeca!

- Teníamos once años.

- Hiciste bajar las ventas de mi padre.

- No fue mi culpa que el público nos prefiriera. - Jungkook alzo sus hombros, para nada afectado -, si eso es todo lo que tienes que decir, déjame decirte que es algo estúpido, tu ni siquiera manejas la empresa de tu padre para saber que hay ahí y porqué están como ahora están, en cambio yo si tengo el control, puedo ver en qué se invierte, las ganancias, y con mi carrera ya terminada fácilmente también se cuando algo anda mal, deberías considerar mejor tu odio hacia mi.

La pelinegra hizo puños sus manos, enterrando sus uñas de manera dolorosa en su mano, e importandole poco, dado que el enojo era lo que sentía.

- ¿Y que hay del chico? Jeon, vos jamás, escúchame, jamás, compraste a un chico, y yo tampoco, ese niño tiene algo especial, y yo quiero darle una mejor vida que está, una mejor vida de lo que tú puedes ofrecerle, pero tú y tu avaricia, decidieron quitarmelo y llevártelo, ¿Siquiera sabes algo de el?

El silencio abordo en la sala, la pelinegra sonriendo a sus adentros creyendo que había ganado.

- Ni se porqué te refieres a TaeHyung como un objeto cuando no lo es, segundo, si puedo ofrecerle una buena vida, el dinero trae comodidades, y ya hizo bastantes amigos aquí como para apartarlo de ellos, y tercero, bueno, si se algo de el o no, no debe porque ser de tu incumbencia. Ahora puedes retirarte, la primera vez que vengo temprano a casa quiero descansar, y contigo gritandome al oído no voy a poder hacerlo -, Jungkook cerro sus ojos, estirando todo su cuerpo -. Creo que sabes perfectamente donde se encuentra la salida.

Lisa, al contrario de seguir con su discusión, soltó un bufido, tomando su bolso para seguidamente darse la vuelta y salir de ahí, con algunas miradas curiosas de la servidumbre sobre ella.

Cuando se escuchó un fuerte portazo, JungKook abrió sus ojos, dejando salir un suspiro. Se levantó, dirigiéndose a su habitación para cambiarse y después ver a TaeHyung.

Esa misma tarde, en la oficina, JungKook había estado buscando unos buenos maestros para TaeHyung, esto claro sin nada de ayuda...

Bueno, solo hubo una pequeña ayuda, de su irritante y muy animado amigo JiMin, quien estaba feliz al saber que JungKook haría algo bueno por el chico.

Una vez en su cuarto, el mayor empezó a desvestirse, pensando en las palabras de la pelinegra. Lo que dijo abajo era verdad, JungKook jamás le había dado razones para odiarlo, ni siquiera sabía cómo había empezado esa estúpida rivalidad.

- 🌺 -

- ¡Kookie, mira! - Señaló la pelinegra, jalando a su amigo para que pueda ver el hallazgo que había hecho en aquel jardín al que los habían llevado sus padres.

El azabache, quien estaba leyendo un libro, lo dejo a un lado, apartando la página en la que se había quedado. Dejándose arrastrar por su amiga, siguió sus pasos.

La pequeña de tan solo doce años paro de caminar, señalando la rama de un árbol donde había un pequeño bulto.

- ¿Viste? ¡Es un nido Kookie!

La exclamación llena de felicidad solo logro sacarle una sonrisa al pequeño JungKook, quien trataba de mirar mejor el nido.

- Es hermoso, la madre no está, y ni escucho ningún canto, pero se puede ver un pequeño color blanco ahí arriba, así que es fácil decir que las aves aún no salen del cascarón.

La pelinegra volteó a ver a su amigo con una expresión de puro asombro, aplaudiendo ligeramente sin hacer mucho ruido.

- Siempre deduces todo Kook, eres todo un cerebrito - bromeó la mayor, sacándole una carcajada a JungKook, quien negó rápidamente.

- Otra cosa es que presto atención a clases, niña boba. - JungKook empujó con su dedo índice la frente de su amiga, quien solo rió ante su acción.

- Para ti esas clases son interesantes, aún no se que le vez, en serio.

Rodando los ojos, Jungkook se disponía a responder, pero fue interrumpido por unos gritos.

Ambos infantes voltearon a ver de dónde venían los gritos, y frunciendo el ceño al mismo tiempo, volvieron a mirarse, ambos notoriamente confundidos.

Fueron dónde estaban antes, para recoger el libro que JungKook había dejado, ahí se dieron cuenta que los que gritaban eran los padres de ambos.

- ¿¡Cómo vas a decir eso!? ¡No puedes romper el contrato!

- ¿Ah no? ¡Mira lo que acabo de hacer Jeon, mi empresa estará mucho mejor sin tí y tus estúpidas ideas.

Los niños se acercaron a pasos lentos y tímidamente, si bien no era la primera vez que los veían discutir, estaban asustados por la intensidad de los gritos, pues está pelea sería diferente a las demás.

- El contrato no se rompe hasta dos años, incluso hay clausulas. - Dijo calmada la señora Jeon, estando disgustada por la actitud de la familia Manoban.

- Si mi esposo dice que el contrato se rompe, pues se rompe. - Defendió la madre de la pelinegra.

- ¡Niños! - Llamaron rápidamente ambos señores, sobresaltando a los infantes quienes se acercaron a paso rápido.

- Nos vamos. - Dijo el señor Jeon a su hijo, en un tono más calmado, dado que no quería descargar su ira en su pequeño, quien no tenía la culpa de nada en aquella discusión.

Jungkook asintió, guardando su libro rápidamente y cerrando su mochila, pero cuando se disponía a despedirse de su amiga, está estaba siendo llevada a rastras hacia fuera de aquel lugar.

A lo lejos, Jungkook pudo observar como los padres de su amiga le decían algunas cosas molestos, mientras Lisa permanecía con la cabeza hacia abajo, evitando las miradas de sus padres.

Ese día, fue el último día en que ambos infantes compartieron palabras amigables, y el último día de su amistad.


























Riquillos presumidos [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora