Catharsis || Tom Riddle ✔️

8.

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—"No... es absolutamente imposible",— susurró Avalon, ganándose una ceja levantada de Zelda.

—"¿Qué? ¿No crees que Merrythought podría vencer a Dumbledore en una pelea?", —preguntó su compañera, manteniendo la voz baja. Ambas miraron a su profesor de Transfiguración, que estaba ocupado terminando su clase mientras ellas discutían en la parte de atrás.

—"Por supuesto que no. Quiero decir..."

—"Señorita Hendrix, señorita Shacklebolt, si pudieran mantener sus conversaciones al mínimo por sólo unos momentos más de tiempo, la clase terminará en breve", — dijo Dumbledore, ganándose al instante un— "Lo siento, profesor" — de ambas.

Los ojos de Avalon se dirigieron a Riddle, Rosier y Lestrange, que estaban sentados en una mesa unas filas por delante de ella y Zelda.

Habían pasado varios días desde que Avalon y Tom habían estado juntos en la Sala de los menesteres. Ni siquiera podía contar las veces que había reproducido su conversación en su mente. La pregunta de si Tom Riddle tendría miedo o estaría orgulloso de lo que un día llegaría a ser había flotado en su mente en varias ocasiones, pero ahora tenía su respuesta: él quería esa vida más que cualquier otra cosa. Ser temido era seductor para él, el poder era una tentación y ansiaba el control.

Dumbledore se equivocaba: no todos los magos podían ser salvados y no todos los magos merecían ser comprendidos. Algunos simplemente estaban más allá de la salvación, y Tom Riddle era uno de ellos.

La muñeca de ella aún presentaba moretones donde sus dedos se habían clavado en su piel, dejando camadas de dolor púrpura a lo largo de la muñeca como recordatorio de dónde había permanecido su toque furioso.

Los dos no habían estado a solas desde aquel incidente. Cada vez que sus ojos se cruzaban por un breve momento, una tensión tácita entre ellos la hacía desviar rápidamente la mirada. De hecho, apenas había visto a ninguno de los chicos de Slytherin en los últimos días. Lestrange cenó con ella la noche anterior, pero aparte de eso, había intentado evitarlos a todos durante un tiempo para despejar su mente. Después de despertarse en la cama de Lestrange, necesitaba tomarse un tiempo para pensar en su propósito, sus objetivos y lo que estaba en juego. No podía permitirse desviarse de su misión.

Había perdido la esperanza de creer que podría conocer los Horrocruxes convirtiéndose en una de las aliadas de Riddle. Los dos estaban en un camino de destrucción mutua, y ella sabía que tendría que encontrar otro medio para conseguir la información que deseaba: Lestrange parecía ser su mejor opción, por el momento.

Sin embargo, era difícil sacarle información. Cada vez que ella sacaba el tema de Riddle en la conversación, él rápidamente desviaba la discusión hacia otro camino. Era como si estuviera encubriendo a su amigo a propósito, y eso sólo confirmaba su creencia de que sabía mucho más de lo que dejaba entrever.

La clase terminó poco después, y Lestrange se acercó a ella, dando a Zelda una breve inclinación de cabeza antes de dirigir toda su atención a Avalon.

—"¿Estás emocionada por esta noche, querida?"

Levantó una ceja, mirando inquisitivamente a Zelda, que se encogió de hombros.

— "¿Qué hay esta noche?"

Fingió un jadeo, llevándose una mano al pecho mientras fingía dolor.