Catharsis || Tom Riddle ✔️

25.

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Tom observó cómo Hendrix se escabullía de la sala común. Cuando salió, la paz se fue con ella, dejando tras de sí una angustiosa sensación de urgencia mientras se daba la vuelta y se dirigía a la habitación de Lestrange. Abrió la puerta de golpe para descubrir a Xavier sentado en el borde de su cama, con la cabeza enterrada entre las manos y la camisa aún totalmente desabrochada. Cuando Tom entró de golpe, Lestrange dio un pequeño respingo antes de que sus ojos se posaran en su amigo y se tranquilizaran una vez más. —"Maldita sea, casi me das un ataque al corazón".

Toda la habitación apestaba a alcohol. Cómo se las arreglaba Hendrix para pasar tanto tiempo allí estaba más allá de Tom. No estaba desordenada -lo que seguramente era obra de Rosier- pero había botellas y botellas de licor caro esparcidas por todas partes. Las estanterías no tenían ni un solo libro, en su lugar sólo había copas de vino y un surtido de frascos. Tom se aseguró de cerrar la puerta tras de sí antes de entornar los ojos a Xavier. —"¿Y bien?"

Xavier se metió la mano en el bolsillo trasero y sacó la petaca, llevándosela a los labios a regañadientes mientras miraba a Tom y enarcaba una ceja. —"¿Y bien, qué?"

Años de estar en presencia de Lestrange no habían hecho que fuera más fácil controlar su temperamento alrededor de ese estúpido. Tom respiró hondo antes de gruñir: —"Llevas dos meses persiguiendo a Hendrix y ¿qué tienes para demostrarlo? No me has dado ninguna información. Todo lo que sé sobre ella lo he tenido que aprender yo".

—"Estoy trabajando en ello", —refunfuñó Xavier.

—"¿Lo estás haciendo? ¿O sólo estás trabajando en llevarla a tu cama?" —preguntó Tom, arrebatando el frasco de los dedos de Lestrange y arrojándolo al suelo, ganándose a cambio un agitado resoplido de molestia.

Los labios de Xavier se apretaron mientras apretaba la mandíbula, cada vez más enfadado pero sabiendo que no debía atreverse a hablar contra Tom. — "No es tan sencillo como crees. Ella es un libro cerrado".

—"Porque no es una chica sencilla. Lo sabíamos desde el principio. Y si no eres capaz de conseguir que se abra a ti, entonces no veo ninguna razón para que sigas persiguiéndola cuando otros podrían tener más éxito", —dijo, su voz amenazante.

—"¿Otros?" —se burló Xavier. — "Seguramente, no puedes referirte a ti mismo". — Cuando se dio cuenta de la expresión inamovible de Tom, sacudió la cabeza con incredulidad. —"Ella te odia".

Algo pasó por la cara de Tom, pero Xavier no pudo precisar la emoción. —"Y, sin embargo, me ha dado más información mientras me desprecia que a ti después de que hayas suspirado por ella como un tonto durante dos meses".

—"No soy un tonto", —dijo Xavier, con la voz luchando por mantener el nivel. Tom pudo ver que se ponía a la defensiva, y eso sólo hizo que Tom se enfadara más. —"Simplemente no puedo apresurar las cosas".

—"¿Dónde estaba esa excusa cuando te acostaste con la mitad de la escuela después de llevarlas a una cita?" —preguntó Tom, y los ojos de Xavier se oscurecieron. Una repentina comprensión lo golpeó y Tom bramó en una fría carcajada. —"No me digas que te has encariñado con ella".

—"No lo he hecho", —protestó Xavier con poco entusiasmo.

—"¿No?" — preguntó Tom, con una sonrisa diabólica asomando a sus labios. — "El vestido, los diamantes, las flores... ¿son todos parte de tu plan entonces?"