Catharsis || Tom Riddle ✔️

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En momentos como éste, Avalon maldecía el hecho de no poder conciliar el sueño por sí misma.

Tenía la mirada perdida en la ventana, observando el oscuro cielo nocturno mientras se acercaba a su segunda noche sin dormir.

Su pelea con Tom resonaba en su mente en un ciclo interminable durante las últimas tres horas, atormentando sus pensamientos con constantes recordatorios de las palabras que ambos se habían lanzado.

La primera hora se había paseado de un lado a otro. Estaba enfadada.

La segunda hora se sentó en la cama. Estaba confundida.

Ahora, se sentó en el alféizar de la ventana. Estaba cansada.

Cansada de luchar, cansada de estar enfadada, cansada de los dolores de cabeza, cansada de no dormir.

Aunque odiaba admitirlo, con el tiempo empezó a entender su silencio durante la cena. Quería creer que él había cambiado, y hasta cierto punto quizá lo había hecho, pero esperar que defendiera valientemente a los muggles junto a ella cuando estaba rodeado de un grupo de puristas de sangre que conocía y respetaba podía ser un peldaño demasiado grande para que él lo alcanzara todavía... eso lo admitía. Pero seguía sin estar contenta por cómo había reaccionado él después de la cena.

Se dirigió a la puerta varias veces, debatiendo si debía salir e ir a hablar con Orión para escuchar su opinión sobre la situación. Pero, ya sabía lo que su amigo le diría.

Que ella y Tom sólo necesitaban "trabajar en su comunicación".

Odiaba que tuviera razón. Sin embargo, necesitó las tres horas para reunir la energía que necesitaba para admitirlo. De mala gana, se levantó y comenzó a caminar hacia la puerta una vez más. Le dolía físicamente arrastrarse desde el alféizar de la ventana hacia la salida, su naturaleza obstinada le hacía casi imposible prepararse para la conversación que iba a tener con Tom, pero aun así, llegó a la puerta y puso la mano en el pomo, respirando profundamente antes de abrirla.

No esperaba ver a Tom de pie frente a la puerta, listo para golpear justo cuando ella la abrió. Sus ojos se abrieron de par en par cuando se encontraron con los de ella.

—"Sólo estaba..."

—"Pensé..."

Ambos hablaron al mismo tiempo, cortándose mutuamente por accidente.

Ella asomó la cabeza y observó el pasillo vacío. Era demasiado tarde para que alguien más estuviera despierto a esas horas, así que se hizo a un lado, indicándole que entrara. Suspiró y entró a grandes zancadas, situándose en el centro de la habitación mientras ella agitaba su varita en la puerta y volvía a lanzar un encantamiento silenciador.

Volvió a notar que sus ojos tenían bolsas profundas debajo de ellos. Necesitaba descansar. Empezó a abrir la boca para hablar cuando ella dijo: —"Yo también iba a hablar contigo".

—"¿Aún no has terminado de gritarme?", —le preguntó él de forma directa.

Ella puso los ojos en blanco, cruzando los brazos mientras evitaba su mirada. —"En realidad, no", —murmuró. —"Pensé que tal vez podríamos intentar... hablar de nuestros problemas".

—"Eso no suena a nosotros", —dijo él, con una pizca de risa en su voz, mientras observaba cómo las comisuras de sus labios se inclinaban hacia arriba en una sutil sonrisa.