Gemiste apoyando la cabeza en la superficie metálica, de la caja registradora. El tiempo pasa muy lento ¿Por qué acepté trabajar de noche?
Tu compañero de trabajo, Jooyeon, se rió de tu estado deprimido. Acariciando suavemente tu cabeza, dijo: relájate. solo quedan unos minutos para que te vayas a casa.
Las campanas que colgaban sobre la entrada principal tintinearon, señalando la llegada de nuevos clientes.
— Hola — Saludó Jooyeon, sonriendo de oreja a oreja — Bienvenidos a jy...
Su voz se apagó lentamente hasta que se quedó completamente en silencio. Sacaste la cabeza de la caja registradora, mirando en dirección a los nuevos clientes. Tus labios se entreabrieron levemente, sorprendida por sus apariencias física. Notaste la cantidad excesiva de cicatrices que se extendían por cada centímetro visible de su piel. Parecieron ignorar a tu amigo, pasando junto a ustedes dos hacia una mesa.
— Ese tipo... — Empezaste, pero te encontraste incapaz de encontrar la frase adecuada.
Afortunadamente, Jooyeon terminó tu pensamiento — Son un poco aterradores... ve a hacerles el pedido.
Tu cabeza se volvió hacia el, tu expresión fue de alguien ofendida.
— ¿Yo? ¡De ninguna manera! No voy a ir. Me gustaría llegar intacta a casa.
— T / N, por favor — Se quejó, envolvió sus brazos alrededor de ti, tratando desesperadamente de que aceptes su peticion.
— No — Respondiste con firmeza, sacando sus brazos de tu alrededor.
Hizo un puchero cuando la atmósfera alrededor de ustedes dos quedó en completo silencio. Ambos miraron fijamente a los hombres, ninguno de los dos se movió para ir a tomar su orden. De repente, Jooyeon rompió el silencio.
— Piedra, papel o tijera. El perdedor tiene que ir a tomar su pedido.
Aceptaste a regañadientes, extendiendo tu mano. Era la única opción lógica para averiguar quién era el alma desafortunada de ir a tomar el pedido. Cuando llego la ultima ronda, tus manos formaron una tijera. Observaste cómo su mano permanecía cerrado. Roca vence a tijera.
— ¡Sí! — Jooyeon exclamó, haciendo un pequeño baile de victoria.
Refunfuñaste, recogiendo el bloc del mostrador. Sentiste las manos de Jooyeon presionando contra tu espalda, dándote un ligero empujón en dirección a el hombre. A medida que te acercabas, no puedes evitar sentirte incomoda.
— H-hola — Tartamudeaste, tratando de evitar el contacto visual con el hombre frente a ti — Soy T / N... seré quien los atienda esta noche ¿que es lo que desean?
Al escuchar tu voz, la cabeza de Jungsu se levantó de golpe. Miró en tu dirección y observó tu figura. Tu aura tímida hizo que una sonrisa sincera apareciera en sus labios. Con solo mirarte, podía decir que eras perfecta.
Todos dijeron qué bebida querían, todos menos Jungsu. Se quedó en silencio, solo observándote mientras anotabas el pedido de todos.
— Señor ¿quiere algo de beber? — Tu voz era como música para sus oídos.
— No — Respondió con una sonrisa — Estoy bien.
Asentiste, deslizando el bloc de notas en el bolsillo de tu delantal. Luego giraste sobre tus talones, dirigiéndote hacia tu amigo para decirle las bebidas que pidieron los hombres. bueno, a eso ibas, hasta que sentiste un fuerte agarre alrededor de tu muñeca, empujándote hacia abajo sobre el asiento. Estabas al lado de el hombre con el que acababas de hablar, sus ojos clavados en los tuyos.
— ¿Cuál es la prisa? Charlemos un rato — Habló, su voz envió un escalofrío por tu columna vertebral.
Sin saber qué hacer, miraste a tu compañero de trabajo por cualquier tipo de ayuda, pero el se quedó congelado detrás del mostrador. Sentiste un suave agarre en tu barbilla y luego giraste la cabeza para mirar al hombre nuevamente.
— ¿Qué haces trabajando en un lugar como este, hm? Eres demasiado linda para trabajar aquí, ¿no crees?
Todas las palabras quedaron atrapadas en tu garganta ¿Qué se suponía que ibas a decir? Te alejaste de él, tratando de poner al menos un poco de distancia entre tú y ese extraño.
— Lo siento, pero realmente necesito volver al trabajo — Dijiste, poniéndote de pie.
Lo único que querías era evitar más interacciones con él.
— Ah — Estiró su mano, poniéndola en tu antebrazo para detener tus movimientos — ¿A dónde crees que vas? No he terminado de hablar contigo.
