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Gun-il estaría bastante desconcertado por tu repentina pregunta al principio, levantando una ceja mientras su cerebro procesaba lo que acababas de decir. La confusión en su rostro era evidente, pero luego, una sonrisa traviesa comenzó a dibujarse en sus labios.
— ¿Un beso? — Repitió, su tono burlón y juguetón, mientras se acercaba un poco más a ti.
Tu corazón comenzó a latir más rápido, sintiendo el calor en tus mejillas. Él notó tu reacción y sus ojos brillaron con diversión. No pudo evitar sonreír más ampliamente, encantado por la forma en que te sonrojabas tan fácilmente.
— ¿Y para qué? — Preguntó, inclinando ligeramente la cabeza — Ay, pareces tan inocente — Continuó, disfrutando cada segundo de tu creciente vergüenza.
Tus ojos bajaron a tus manos, jugando nerviosamente con tus dedos mientras intentabas encontrar una respuesta que no sonara demasiado torpe. Pero antes de que pudieras decir algo, sentiste su mano en tu barbilla, levantando suavemente tu rostro para que lo miraras a los ojos.
— Mírame — Dijo suavemente, su voz casi un susurro.
Tus ojos se encontraron con los suyos, y en ese momento, todo a tu alrededor pareció desaparecer. Solo existía él, con esa mirada que hacía que tu corazón latiera más fuerte y tus pensamientos se desvanecieran.
