-Palladium, hey... ya es tarde -dijo la enfermera moviendo por los hombros al pelidorado- ¿No piensas volver a tu despacho?
El joven profesor, quien se había quedado dormido sobre el incómodo taburete, abrió lentamente los ojos, mientras se mantenía sentado junto a la cama de Love.
-¿Qué hora es? -preguntó en un susurro tallándose los ojos.
-Son las 03:32 de la madrugada... -respondió la enfermera- ¿No piensa dormir en su cama? digo... puede tener dolores de espalda en la mañana, debe dormir bien... -dijo preocupada- ya lleva dos días así y...
-No, no te preocupes, estoy bien -respondió él restando importancia a la situación.
Habían pasado dos días en que el hada de los sentimientos se encontraba en una camilla esperando por su recuperación. Había tenido que pasar por una serie de exámenes para verificar que su cuerpo se encuentre bien luego del accidente. Estaba fuera de riesgo, aún así, no despertaba.
El profesor Palladium había pasado aquellas dos noches junto a la chica, cuidándola y ayudando a la señorita Ofelia en las atenciones que el hada necesitaba para su recuperación.
Las horas pasaban y Love no parecía querer despertar, hasta que esa mañana, mientras el ojidorado cambiaba el agua de las flores que se encontraban en la mesita de noche, Love Pieterse comenzó a abrir los ojos lentamente.
-¿Love? -dijo Palladium en un susurro- Cielos, estás despertando... ¡Señorita Ofelia! -dijo llamando la atención de la enfermera.
-¿Qué sucede? -preguntó ella, acercándose rápidamente.
-Despertó, está abriendo los ojos -respondió con cierto brillo en los ojos.
La enfermera se acercó al hada.
-Love, ¿Puedes oírme?
La joven hada solo la veía algo desorientada, sin ser capaz de decir nada.
-Dime... ¿Cuántos dedos ves aquí?
Love miró la mano levantada de la enfermera pero no dijo nada.
-Hay que darle tiempo -dijo a Palladium- aún debe estar desorientada con el shock que le produjo la caída. Hay que tener paciencia, ¿Sí? -dijo posando una mano en el hombro del profesor- Ve tranquilo, come algo, descansa antes de dar tus clases, lo necesitas. No te preocupes, ya has hecho suficiente por ella, está en buenas manos.
Palladium asintió en agradecimiento y se marcho a su despacho para cambiarse y comenzar el nuevo día.
El joven elfo no había dormido casi nada, aún así, se seguía presentando responsablemente a cada una de sus clases, con la disposición y energía que lo caracterizaba.
Pasaron algunas horas y Love Pieterse de a poco fue recobrando la estabilidad y lucidez. En medio de ello, apareció una visita, Salvatore Sigma, quien al notar la lucidez de la chica no perdió el tiempo.
-Por fin has despertado ¿Cómo te sientes? -preguntó él, sentándose junto a ella.
-Pésimo... -respondió ella- espere un momen... ¡Ahh! -dijo gimiendo de dolor mientras intentaba enderezarse con cuidado en la cama.
-Tranquila, tómalo con calma... no intentes muchos movimientos. Es normal que sientas dolor de cabeza o cuerpo luego de pasar tantas horas inconsciente... -dijo intentando detener a la chica.
-¿Qué hago aquí? yo... estaba en mi casa... y...
-Te lanzaste de un acantilado, ¿No lo recuerdas? -dijo directamente
-Yo... no... -respondió ella confundida, sin entender lo que el rubio intentaba decir.
-Si no lo recuerdas entonces tampoco podré preguntar tus intenciones. Solo espero que no haya sido la que estoy pensando...
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❝𝑊 𝐼 𝑁 𝐺 𝑆❞ 🦋 𝑷𝒓𝒐𝒇. 𝑷𝒂𝒍𝒍𝒂𝒅𝒊𝒖𝒎 𝒚 𝒕ú
Fanfiction→ 'Si tan solo fuera fácil arrancarse los sentimientos, créame usted que lo haría, profesor Palladium'