Pov Love Pieterse:
Las cosas no habían terminado tan mal como esperaba dentro de mi revuelta cabeza, probablemente se burlaban a mis espaldas por el suceso de hace unos días, pero al menos no lo hacían frente de mí y de verdad lo agradecía. A veces podía oír bajitos murmullos por los pasillos y alguna que otra mirada que me hacía sentir algo incómoda, pero al menos no lo hacían de forma tan recurrente, a pesar de que podía sentir esa compasión casi ardiendo en mi cabeza. Después de todo debía trabajar un poco más en las lecciones que me había dado Palladium en estos últimos días, si es que no quería colapsar con todo esto.
Un par de veces debía reconocer que sentí que estaba aprendiendo con esas clases extra, hasta que me vi enfrentada a este tipo de situación y me costó un poco más de lo que me gustaría aceptar, aunque el error no era de él, estaba más que claro. Él enseñaba bastante bien, siempre tenía diversas formas de enseñarte algo si no lo entendías, era demasiado brillante para este mundo, es solo que yo era demasiado idiota para aprender, quizá...
Habría faltado a la última clase del día que se venía en este momento, si no fuera porque la responsabilidad era uno de mis más grandes legados que me había dejado la crianza en Athyrell. Evidentemente por orgullo habían cosas que no se podían romper.
Era otro simple día con más y más clases, solo quedaba cumplir con lo último que quedaba.
Primero Metamorfosimbiósis con WizGiz y luego Técnicas de Defensa con Griselda... ya sentía que mi cabeza iba a explotar.
Pero aún quedaba una última clase por delante, probablemente la clase más esperada por todas mis compañeras: Filosofía Mágica, impartida por el gran y apuesto profesor Avalon.
Al llegar al salón, ya se encontraba el maestro paseándose frente al salón esperando a que llegasen las últimas estudiantes.
Yo fui una de ellas.
Al entrar al salón me quedé de pie unos segundos en la entrada al notar que los únicos puestos vacíos eran los de la primera fila, junto a la ventana. Vaya, qué infierno. Esas eran las desventajas de llegar tarde a una clase.
-Buenas tardes -dije saludando a Avalon meramente por cordialidad.
Él respondió igualmente.
Me fui a sentar en aquel puesto de la ventana y no pude evitar ponerme los auriculares antes de que el profesor Avalon comenzara su clase. Era totalmente repugnante escuchar los comentarios indecorosos de mis compañeras sobre el profesor Avalon, y más aún notar un intenso "deseo" irradiar de ellas. Ni siquiera se esforzaban en disimular, en cualquier momento Avalon lo notaría, si es que ya no lo había hecho y solo hacía oídos sordos frente a la situación...
De pronto sentí que un papel golpeaba mi espalda.
Me saqué los auriculares y volteé a ver de quién se trataba
Noté que Ava levantaba las cejas de forma sugerente mientras me indicaba algo... o alguien.
Me sonrojé al notar que era el profesor Avalon, quien se encontraba de pie a un metro frente a mí, tomando apuntes en un viejo libro. Su camisa estaba levemente abierta dejando ver la extensión de su cuello y... probablemente él no se había dado cuenta de aquello.
Pobre hombre ingenuo...
Las chicas solo rieron a lo bajo frente la situación, y en un par de segundos la clase comenzó.
Era increíble cómo todas parecían estar completamente embobadas por el profesor Avalon, como las pequeñas ratitas del flautista de Hamelin. Era apuesto, claro que lo era: ese cabello largo y bien atado, esa espalda ancha y altura considerable, esa forma tan correcta de pronunciar cada palabra y ese tono tan sereno y caballeroso para responder a las dudas de cada joven hada. Pero vamos... ¡Es un profesor!, ¿No pensaban en eso? sí, era atractivo, pero consideraba que habían personas aún más atractivas que él... quizá.
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❝𝑊 𝐼 𝑁 𝐺 𝑆❞ 🦋 𝑷𝒓𝒐𝒇. 𝑷𝒂𝒍𝒍𝒂𝒅𝒊𝒖𝒎 𝒚 𝒕ú
Fanfic→ 'Si tan solo fuera fácil arrancarse los sentimientos, créame usted que lo haría, profesor Palladium'