Harry Potter : Nuevo Mundo [1]

Capítulo 35

Durante varios días, Hogwarts estuvo literalmente repleto de conversaciones y varios tipos de rumores sobre el incidente con el gato de Filch. Esto fue facilitado tanto por Filch, que vigilaba constantemente la inscripción, tratando en vano de borrarla, como por algunos Slytherins. El pobre Filch parecía tener la esperanza de que el intruso regresara a la escena del crimen, y los Slytherin parecían sentir el apoyo invisible de alguien poderoso a sus espaldas. Provocaron a los chicos de nuestra casa a peleas, tanto mágicas como más tradicionales, muggles. Uno de esos grupos era la compañía Malfoy. A menudo aparecía rodeado de Crabbe, Goyle, Knott, Zabini y, curiosamente, el joven Greengrass. La niña simpatizaba con Malfoy, aunque lo disimulaba bien. Parkinson trató de seguirla pero no parecía querer marchar entre la multitud.

Estos pocos días, Hermione pasó diligentemente el tiempo restante en la Sección Prohibida. Aún así, no se olvidó de la biblioteca habitual, buscando diligentemente varios hechos. Observé a la gente alrededor. Ron constantemente tranquilizaba a Ginny, quien no era ella misma debido a este incidente. Ella tiene el diario, eso es seguro. Ron cree que la niña está extremadamente molesta porque el gato está petrificado y no le gusta lo que está sucediendo. Tengo una conjetura diferente. Ginny sabe perfectamente quién lo hizo y, lo más importante, cómo. Sinceramente, lo siento por ella, pero, por un lado, este es su error. Por otro lado, si toda esta actuación se lleva a cabo bajo la estricta guía del Director, entonces es increíblemente irrazonable interferir en ella.

Bajo tales pensamientos, estaba sentado en uno de los marcos de las ventanas en un corredor vacío. No muy lejos, en algún lugar a la vuelta de la esquina, se oían pasos, libros cayendo y risas.

"Mira por dónde vas, sangre sucia", el tono hostil de Draco Malfoy podía reconocerse a una milla de distancia. Salté rápidamente desde el alféizar de la ventana y doblé la esquina: una imagen increíble. Hermione y Draco se miraron con ojos hostiles. Cerca están Crabbe y Goyle, el Zabini negro y el Greengrass más joven. Estaba claro por las dos últimas caras que no entendían nada, pero por solidaridad apoyarían.

"¿Buscas problemas por aburrimiento, Malfoy?" Pregunté con calma mientras me acercaba a Hermione.

"¡Mira quién vino!" dijo sarcásticamente. "¡La sangre sucia se apresura a ayudar a la sangre sucia!"

Draco sonrió y miró a sus compañeros. Los chicos lo apoyaron con alegres sonrisas, pero Astoria me miró algo sorprendida. Me pregunto si Draco realmente no ve mi parecido con mi madre, ¿o está fingiendo?

Los ignoré por completo mientras tomaba el libro de Hermione. La varita ya descansa en la manga y está lista para estar en la mano en una fracción de segundo. Le devolví el libro a la niña.

"Vamos, no te quedes aquí. Puedes contraer algún tipo de enfermedad de la humedad de las mazmorras".

Por el rabillo del ojo, vi a Draco hervir. Sacó su varita y me apuntó, pero puedo ver claramente que no hay movimiento para los hechizos. Ningún movimiento no es el nivel todavía. Pero por si acaso, estoy listo para esquivar, y Hermione ya está sosteniendo la varita en una posición conveniente para ella: a la altura del vientre, de pie y medio girada hacia los oponentes. Tendré que darle una idea para una posición menos amenazante, relajada, engañando al enemigo.

"¿Y qué vas a hacer?" Me acerqué casi, y la punta de la varita de Malfoy miró hacia mi frente hacia arriba. "Me sorprende que sepas de qué lado tomar la varita".

Crabbe y Goyle pusieron una cara de miedo, más propia de un mono cagando... ¡No, lo digo en serio! ¡Necesitan tomar una clase magistral de alguien mayor! ¡Esto es ridículo!

"¡Tú!" Malfoy claramente no posee suficiente autocontrol. "Slugul..."

Toqué su mano con un movimiento brusco, presioné el hueso metacarpiano con mis dedos, torciendo la mano e inmediatamente interceptando el palo caído. Malfoy gritó por el agudo dolor y, tirando de su mano, dio un salto hacia atrás, con algo de resentimiento mirando de su mano a su varita, que hábilmente giré entre los dedos de mi mano izquierda.