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Entendí lo que Anubis quiere que haga.

Hay algo más extraño que solo un malentendido aquí.

Apenas vuelvo a mi, después de aquel ataque de ansiedad.

Antes sentía que el mundo me daba vueltas y que perdía el control de mi cuerpo ante el miedo.
Ahora, siento una paz que me hace fácil el respirar.

Una ventisca que me cubre el rostro de agua me envolvió y cuando cesó, pude ver lo que hay enfrente mío.

Me siento extraño. Casi muerto.

En mi cabello hay nieve, también en mi cuerpo, estoy enterrado en el lodo.

Naegi murió sin saber lo que Shuichi hizo por él, pero no tengo idea de qué hacer...no tengo idea de como sanar heridas que están podridas y llenas de escamas por los años.

—¿Dónde estoy?— me pregunté al ver el suelo envuelto en telas blancas.

No comprendo el lugar, me parece familiar y al mismo tiempo algo que jamás he visto, es tranquilo, me levante y mi ropa luce intacta, mi piel que estaba siendo carcomida por las pestes, ahora se encuentra limpia y pulcra.

Mire hacia arriba y parece un lugar infinito, me hizo tranquilo lo cálido que se siente estar aquí.

Vi que sobre mí mano hay un listón, un listón que me une a algo.

Me di la vuelta para seguirlo y me encontré conmigo mismo, parezco dormido bajo la luz de una vela. Me sorprendí al inicio pero comprendí que quizás mi alma se salió de mi cuerpo...

Mi alma...salió...de...

...

Hace mucho silencio. Réuni fuerza y...

—¡No llegue hasta aqui para morirme!— me estampe contra mí —regresa, hijo de tu puta madre.

Luces, sonidos y vibraciones empezaron a brotar donde acabó de tocar.
Me separe por lo extraño.

No lo entendí al principio pero hay pequeñas luces, similares a las estrellas justamente donde toque.

"No estás muerto" una voz prominente sono por todo aquel lugar vacío, y con ella, unas hondas similares al agua se movieron hasta donde estoy.

"Este es tu plano"

Por primera vez, guarde silencio, ante mi terquedad y escuche todo lo que aquella voz me dijo.

Es difícil de explicar porque es muy extraño, pero en cierto modo lo temía.

El don que obtuve al ver fantasmas no era porque iba a morir, fue por que aquella noche en la neblina vi la muerte de un dios. Uno de los hijos de Asteria.

Un dios solitario que no sabía que debía hacer con su don, y vio al primer idiota que se le cruzo...lo demás es historia.

Las estrellas, los astros, las predicciones, los sueños y la nigromancia. Por ello puedo ver la dualidad entre ambos mundos y...la creación.

Entenderlo se sintió como liberarse de una carga pesada.

Recordar quien soy también se volvió a la claridad.

Que tenga esto no significa que sepa que hacer con ello...las premoniciones no son claras así como tampoco lo son las almas del otro mundo.

"Regresa aquí cuando lo necesites" volvió a hablarme "Ya no eres humano, Ouma."

Le veo, es borroso, no tiene una forma humana.

"Sabrás como regresar, de eso no te preocupes. Sé que es difícil, no eres el único humano que dejo de serlo, pero eres uno de los únicos que pudieron con ello. No me equivoque al darte esto."

Sonreí —Quizás no tomes muy buenas decisiones— dije burlándome.

"La tome" aclaro "Sólo falta que tú te sientas digno de tenerlo. Ya sabes manejarlo."

Fruncí el ceño —Creí que estabas muerto.

"Para los de tu plano, sí, pero hay cosas que aun no puedes comprender; como este lugar, hay muchos otros, la vida no es tan simple, mucho menos los mundos"

Empece a jugar con mis manos, chispas salen de mis dedos con los que después hay fuego. Tengo una sensación extraña, como si todo estuviese vivo, como si mirara a la nada y me devolviera la mirada.

Estire mi mano y alcance esa "nada", la sostengo.

Aquel hilo rojo me envolvió y me jalo consigo hasta que el brillante lugar desapareció y solo pude ver la luz de la vela entre mis pesadas pestañas.

Sentirse vivo de nuevo es extraño. Aún hay brillo a mi alrededor y hay mucho alboroto afuera.

Quise levantarme para ver que ocurre; me alarma que aún siga en pie la caza de dioses pero tan pronto como sentí el aroma del incienso impregnado en mi nariz, volví a caer dormido.

Por alguna razón me sentí inquieto. Pero no es malo, es emocionante.

Entonces me pregunté, ¿Cómo hacer entrar en razón a un dios que esta herido?

Lo sé muy bien.
Patear su ego.

No moriré por un destino lleno de rencor.
Tengo muchas metas que quiero cumplir porque ahora tengo muchas razones que antes no tenía.

Me concentre para volver al plano de Naegi y en poco tiempo me encontré ahí, se ve distinto.

Naegi se encuentra como en el inicio. Agonizante, lleno de una pila de cadáveres y una inundanda luz de luna, se ve más grande que antes y me inquieta un poco.

—¿Tú de nuevo?— me preguntó. Cualquier allazgo que había dejado de vida minutos antes de irme, se pudrió como si se negara a ver algo vivo. —Creí que te irías ya.

Le molesta, así que eso hice. Una pequeña chispa en el pasto, fue suficiente para llenarlo de vida, pero este plano no es el mío.

La vida aquí, se enferma con facilidad.
Es el ángel de la muerte después de todo.

Deberé esforzarme más.

—Naegi— le llame con firmeza —Odias a Saihara ¿No es así?

El suelo tembló —¡No te atrevas a mencionarlo!

—¿Por qué no? Él fue quien te ayudo.

—Él me mato.

El lodo se me aferra a los pies. Los insectos me empiezan a picar la piel y siento un quemor en la garganta que pronto se volvió con sabor a sangre.

—Dió su vida para tí, y eso le costó caro.

—¿Su vida?...—no me creyó —Escapó, un error que cometí fue suficiente para que me abandonara, me dejó a mi suerte hasta fallecer, y de repente encuentro que vive y no tiene culpa de ello.

Se me abrió la garganta y sangre cayó de mi boca, me nubló la vista el malestar.

—Hará lo mismo contigo, las personas son malas. Permanecen en las sombras para devorar a cualquiera que busque la luz.

"Luz".

Me calme, olvide el dolor en mi cuerpo para que este no me consumiera, no puedo morir aquí. Me aferre a la sensación que tuve de frío que aquel dios transmitía.

Ese mismo frío lo sentí en mis manos, un hormigueo en mi frente y...el dolor se fue.

La Muerte De Un Dios [Saiouma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora