𝒬𝓊𝒾𝓃𝒸ℯ

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𝓢𝓪𝓲𝓭

El silencio de la noche no sería tan incómodo como dejar que Enric cure mis nudillos y limpie los restos de sangre de mi labio roto. 

—He terminado, si te duele algo más, avísame.  

Asiento ante sus palabras. Después de comentarle que he venido en la camioneta de Zamar, me ha pedido las llaves y nos ha sacado de ahí. Pasamos por el autoservicio de una farmacia y después estacionó cerca de un mirador, en donde hemos estado los últimos minutos. 

Aprovecho que me ha liberado para escribirle a Noel una versión resumida de lo que ha sucedido. 

"No hay problema, me alegro que lo hayas encontrado" —Noel.

Al levantar la vista del celular, veo a Enric batallando con limpiar sus propios nudillos. 

—Déjame ayudarte.

Me acerco hasta donde está, su mano está helada,  supongo que el frío de la noche tampoco ayuda.

Aplico un poco de la crema que ha comprado y vendo con mucho cuidado su mano izquierda. Al terminar, examina mi trabajo.

—Lo has hecho mucho mejor—musita. 

—De algo sirve mi profesión—asiente y observo el aparato en su bolsillo —. ¿Lo tuvo él todo este tiempo?

Sigue mi mirada para saber a lo que me refiero, luego asiente.

—Lo he olvidado cuando…—corta sus palabras—. Por eso he ido a recuperarlo. 

—¿No te lo podía dar antes?

—Quizás, pero me ha hecho llegar a ese lugar para obtenerlo.

—Es un idiota—musito más para mi mismo.

Parece haberme escuchado,  ya que insinúa una sonrisa. Aunque pronto la hace desaparecer.

—¿Qué hacías en ese lugar?—me interroga.

Esquivo su mirada.

—Intentaba saber si estabas bien—arquea una ceja—. Noel me ha ayudado averiguar que estarías en ese lugar. Luego, he escuchado lo que decía ese desgraciado y me he calentado. 

—Entiendo,  pero no debiste hacer eso.

Siento tensa la mandíbula,  acabo de recibir un puñetazo en el rostro por defender su honor. 

—También lo hubieras hecho si escuchabas lo que decía de ti—agrego. 

—¿Qué ha dicho? 

Me muerdo la lengua, no sé si deba hacerlo. Pero su mirada está muy tranquila y espera con paciencia.

—Ese sujeto, Garren, es su pareja oficial o algo así—inicio—. Y piensa en ti como solo diversión para el momento. 

—Entiendo—musita demasiado tranquilo.

—¿Has escuchado bien? Antonie solo está jugando contigo—trato de aclarar, no sé que espero ver en él, pero está demasiado tranquilo con la situación. 

—No es algo que deba sorprenderme—agrega para mi inquietud —. Tampoco he buscado nada con él, así que no tengo razones para molestarme.

No entiendo, o al menos  no quiero entender.  

—¿Y estas bien con eso?—asiente—. Lo lamento, había pensado que llevaban otro tipo de relación. 

—No te culpo, tampoco te aclaré las cosas cuando era necesario—asiento sintiéndome como un idiota entrometido—.Pero debo admitir que les has dado un buen golpe. 

La sonrisa con que lo dice es impecable y muy contagiosa. 

—Ganas no me faltaban—musito entre risas—. Y el otro tipo, lo has hecho caer como un costal de papas. 

—También me sobraban las ganas. 

Lo dice curvando levemente sus labios. Desde donde estamos se pueden ver las luces de la ciudad nocturna, dejando una vista impresionante. 

—¿Estás bien?

Mi pregunta pareció quedar al aire por algunos eternos segundos,  puedo observar su perfil. Luce muy agotado. 

—Sí—da un suspiro, el helado clima lo delata, luego, voltea a verme con sus facciones más relajadas—. Extrañaba verte. También te debo una disculpa, nuevamente he desaparecido de la nada ¿no?

Decido romper ese contacto visual.

—No es como que estuviera paranóico,  pero si estaba un poco preocupado. 

El clima parece más agradable cuando lo siento recostar su cabeza en mi hombro izquierdo. 

—Lo siento, Said—musita suavemente.

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⏰ Última actualización: Mar 15, 2023 ⏰

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