𝒞𝒶𝓉ℴ𝓇𝒸ℯ

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𝓢𝓪𝓲𝓭

No es hasta que Fran  me despierta que logro percatarme de que la clase de Epidemiología ya ha terminado. 

—¿Y los demás?—cuestiono al no ver a Miguel ni a Noel.

—Ya fueron a Fisiología—responde y puedo notar ese toque preocupado en su mirada—. ¿Te encuentras bien? 

Es una pregunta que he escuchado los últimos días. Y, aunque lo intente, no tengo demasiados ánimos para seguir con esta aburrida rutina. 

—Sí, vamos con los demás—me limito a responder después de guardar mis cosas. 

Al entrar al salón, el catedrático está muy ocupado con el proyector como para notar nuestra entrada tarde. Nos acercamos a donde Miguel toma algunos apuntes, ya con sus gafas puestas. 

Tomamos asiento a su lado. 

—Al fin aparecen—musita en voz baja.

—¿Y Noel?—interroga Fran al no haber señales del pelinegro. 

Miguel se encoge de hombros mientras continúa tomando apuntes. 

—Se alejó de la nada antes de entrar—observa al catedrático luchando con el aparato—. Seguro a ido a cagar. 

 Cuando la clase de Fisiología termina, Noel sigue sin aparecer. Recorremos el camino hacia la salida del campus observando a los lados, por si aparece. 

—No contesta—nos informa Miguel con el móvil al lado de su oreja derecha—. Le pondré un mensaje en el grupo, y veremos si contesta luego. 

Todos asistimos antes de despedirnos y alejarnos para cada uno volver a casa.  En el camino hacia el estacionamiento D, observó el móvil un par de veces antes de guardarlo. 

Llegó a casa unos cuarenta minutos más tarde, el tráfico de los viernes es lo peor, y solo pude distraerme con algunas canciones resonando en la camioneta.  La estaciono en su lugar y subo al segundo nivel, al entrar puedo escuchar la película de autos que ve Zamar en la televisión a todo volumen. Además de percibir el olor a palomitas de maíz quemadas.

—¿Quieres?—ofrece, lo que niego de inmediato. 

—¿Qué tal te sientes?—pregunto de pie a un lado del sofá.

—Es irónico que un doctor se enferme, pero bien, he dormido la mayor parte del día y estoy renovado. 

—Eso es bueno, estaré en mi habitación.

Asiente para continuar viendo su película mientras me adentro a la puerta continúa a la cocina. Lanzo la mochila a un lado y me tumbo sobre la cama boca abajo. 

No pasa mucho para quedarme dormido, aunque esa siesta es interrumpida por el sonido de mi celular. 

—¿Quién?—contesto aún con los ojos cerrados. 

—¡Peter Pan!—escuchó ese ridículo apodo al otro lado de la línea—. Ya no los encontré después. 

—Te estuvimos buscando—respondo sin muchos ánimos, queriendo que cuelge para seguir durmiendo. 

—Me distraje un poco, pero eso no es lo importante—escucho el sonido de varias voces y música de fondo—. Tengo información que podría interesarte. 

—¿Interesarme?

—Escuché de un pajarito por ahí que han convencido a cierto gato amargado de que llegue a la fiesta de la facultad de ingeniería.

Está vez abro completamente los ojos y me incorporo.

—¿Enric irá ahí? 

—Así me han contado—confirma—. Pensaba en que viniéramos a comprobarlo, pero como no te he encontrado me he adelantado. Entonces, ¿vienes?  Así buscamos a ese gato. 

𝓢𝓸𝓵 𝓸𝓬𝓾𝓵𝓽𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora