La maldición de la montaña

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Sobre los tres puntos calientes de la frontera congelada, Roger, Benson y Dustin permanecían cada uno expectantes de la orden del Mariscal y los generales a cargo de la misión.

Su objetivo era vigilar que ningún untersbergo se atreviera a querer cruzar o siquiera intentáse acercarse a los muros. Resguardados por tanques y bestias de hielo, esperaban que la sombra del enemigo se cerniera sobre la tierra de alrededor para llamar a la batalla.

 Resguardados por tanques y bestias de hielo, esperaban que la sombra del enemigo se cerniera sobre la tierra de alrededor para llamar a la batalla

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-Comandante vigilaremos desde aquí, puede regresar con la santa Bernardette. Si surge algo, le avisaremos- un soldado le indicó a Dustin el volver con su mujer

-Gracias soldado- con desánimo, caminó hasta Bernardette que lo aguardaba observando el páramo helado

-Abrígate o te congelarás mi amor- colocándole un abrigo, se la llevó adentro de la tienda de campaña

-Daré mi mejor esfuerzo para evitar que crucen. Los dioses nos apoyarán en esta lucha, solo debo asegurarme que nadie salga lastimado de nuestro lado, cierto?- Bernie enterró su rostro en el pecho de Dustin

-Si, te protegeré, lo juro!- aliviando la pesada carga de su mujer, la abrazó

-Comandante, llegó un aviso de la base de Godiva. El rey Darren llegó pero sin la bruja. Tal parece que ella escapó en otra dirección!- un sargento rompió la calma

-Tsk! Hija de perra. Algo más?-

-El rey Darren exigió que lo dejaran pasar con sus soldados y que le devolvieran a la bruja pero el Mariscal los atacó. En este instante se hayan en plena batalla con varios heridos y ordena que estemos atentos por si esa cosa aparece-

-Avisa a todos los hombres que se reagrupen. La bruja está viniendo y es más peligrosa que nunca. Que nadie le dispare o ataque, no queremos a ningún infectado de su maldición-

-Dustin, que los dioses te acompañen- con un beso y una bendición, Bernie dejó trabajar a su esposo para dedicarse a orar por intervención divina

-Quédate tranquila, yo lo manejo- con su rifle listo, salió de la tienda

-Quédate tranquila, yo lo manejo- con su rifle listo, salió de la tienda

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Ellas me quieren muerto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora