Orión escondido.

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      Aunque muere este Julio en los calores

y con él esta breve primavera; 

esta noche que suena como Silvio

huele a resurrección y a luna llena,

y a jazmines tan blancos,

y a humedad de la hiedra,

que aún escala hasta el borde

de tu verja.

     El sabor a tus páginas en blanco,

y a las tapas de cartón

del nuevo cuaderno de dibujos

con tu nombre conservó.

     Y lleva escrito al tiempo en cada herida

tu poema y tu canción

y esa sombra que habita en los pasillos

de tu olvido se perdió.

     Solo quedan recetas de cocina,

las hormigas concluyen el banquete,

ya no queda jarabe para el daño

ni una estrella, de tal suerte

que el cielo se ha cerrado,

y aunque todos lo sienten,

no abandonan la lucha

en tantos frentes.

     Y a pesar de que el tiempo ya ha pasado

y se detuvo ya el reloj,

continúo buscando aquí tu nombre

en esta constelación.

     Y me guiñan sus ojos las estrellas

y en el verso su fulgor

me repiten que no, que es imposible,

que tu fantasma no es posible

que se me quede sentado en el salón.

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     Esta poesía es como un hijo feo.

     No me gusta, pero no puedo borrarla. Es un sentimiento que tengo dentro que me recuerda que lo que yo quiero no puede ocurrir, es como si un astronauta que va camino de la luna se enterase de que la nave no tiene combustible suficiente, y está condenada a vagar para siempre por el espacio con su cadáver dentro.

JULIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora