Fuensanta.

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     Fuensanta mira al cielo

y está bordando estrellas

en su tapiz inmenso

brillantes como perlas.

     Su corazón suspira

con velo de tiniebla,

y con el brillo suave

de un rostro de princesa

fracasan los luceros

mientras el sol se inquieta.

      Un sueño se le escapa

con alma de sirena,

mientras sus pies desnudos

danzan sobre la hierba;

soñando otra galaxia

la noche se recrea,

y el viento la acompaña,

y con el viento juega.

     Y el tiempo la sonríe,

y el tiempo piensa en ella,

y vibra su pasado

perdido en las maletas;

y con sus ojos tristes

sonríe su tristeza,

con el presente suave

de su blanca tarea.

     Apenas la dejaba

le prometí unas letras

con su nombre, -Fuensanta,-

como quería ella.

Para que si algún día

la soledad la inquieta

o tiembla en un latido

la noche que la cerca,

pudieran consolarla

-llegando a su presencia

caricias en el aire,

guedejas en la niebla,-

con la brisa de un sueño

las letras de un poema.

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    El sexo es importante. Pero nunca es suficiente.

     No es verdad eso del "solo es sexo y nada más".

    El placer sin el cerebro y el corazón acaban convirtiéndose en la tarea agotadora de un cuerpo que siempre tiene sed de otro cuerpo.

     No se puede bordar un tapiz cuando no se tienen todos los hilos.

     Fuensanta y yo seguiremos buscando hilos.

     

JULIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora