Capitulo 35

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Estoy segura de que cuando nos fuimos del colegio juntos nos miraron bastante. Tipo: "¿Qué hace esa mina con Shiro? ", Lo sé. Fuimos a tomar el colectivo a la avenida y oh, sorpresa, ahí estaba Ren con el otro amigo. Shiro me lo presentó. El otro chico se llama Subaru. Les di un abrazo, sí, al imbécil y al otro, que es igual de imbécil por haberse reído. O sea que subimos al mismo colectivo y viajamos un buen rato los cuatro juntos. Sentados, ellos adelante de nosotros, con Shiro detrás. Muy agradable y cómoda situación que recomiendo fervientemente a quien quiera transpirar bastante.

Creo que si respiré dos veces fue mucho, de tan callada y muda que iba. Los tres charlaban y se reían y miraban, fue obvio, a las chicas del colegio privado que subían al colectivo. Hombres. Y las chicas, muertas de risa de que las miraran. Shiro también miró. Sí, se hace muy el señor educado que gusta de una sola chica, pero es un zarpado. Las miraba fijo, hoy supe que no es nada pero nada tímido. Yo, rogando que subiera algún hombre para mirar o que me mirara sabiendo que si subía las iba a terminar mirando a ellas también.

Por fin nos bajamos del colectivo. Los chicos siguieron. Otra vez abrazos y chau. Respiré hondo cuando pisé la vereda. Se estaba haciendo tarde, cruzamos corriendo la avenida. Casi se me vuela la pollera. Sacamos las entradas, compramos pochoclos dulces y adentro. Estaban dando las colas. No había mucha gente a esa hora. Nos sentamos en el medio de la sala, al centro. Era la primera vez que tenía sentado a Shiro tan cerca. En la plaza, en el banco de plaza, estábamos más lejos. Sentía todo el tiempo su brazo junto al mío. Era lindo. Por más Shiro que hubiera a mi lado pude sumergirme en la peli y así nos quedamos sin hablar, pasándonos el paquete de pochoclos dulces hasta que se terminó.

Salimos del cine. Contentos de haber elegido una de animación y accion porque con otra y a la hora en que habíamos ido, corríamos el riesgo de hacer una bonita siesta. Mientras veía que se estaba terminando la peli me empecé a intrigar de nuevo pensando en el lugar al que me llevaría Shiro.

Subimos al mismo colectivo de nuevo para el otro lado. Él estaba disfrutando de mi intriga. Me miraba y sonreía. Y yo ni pregunté para que no me gastara más. Me hacía la estúpida mirando por la ventanilla. Con lo ansiosa que suelo ponerme ante ciertas cosas, me sorprendió mi capacidad para contenerme.

Cerca de veinte cuadras después del colegio, Shiro se paró. Esperó que yo pasara y me siguió por el pasillo del colectivo hasta la puerta de salida para bajar. Bajamos. Caminamos como cinco cuadras. Y se detuvo frente a una casa de un piso con muchas plantas en el balcón del primero, con ramas y hojas que colgaban. Había una reja enorme con un portero eléctrico. Mientras sonreía ante mi cara de desconcierto, tocó el timbre y dijo: "Soy yo". Esperé que saliera Ame corriendo cuando abrieron la puerta. Pero nada que ver. Apareció la Lana con Iki en brazos. Iki es la gata. La Lana, la tía de Shiro. La persona que ayudó a los padres de Shiro a criar a su hijo cuando su mejor amigo se fue. La Lana es la hermana de la mamá de Shiro, que se llamaba Nene. La Lana me encantó. Es enorme, alta como Shiro. De esas personas que son súper amables, y se entregan de una a los demás. Muy alegre. Nos hizo pasar a los dos mientras cerraba la puerta y dejaba a Iki en el piso. Nos llevó a la cocina donde había preparado una torta y tenía el café recién hecho. Mientras caminábamos hasta la cocina me dijo: "Por fin te conozco".

Nos quedamos ahí tomando un café y charlando. La tía es un sol. Me mostró fotos de la mamá y el papá de Shiro, una pareja preciosa. Siempre riéndose. Y fotos de Shiro bebé, de Shiro en la primaria. En vacaciones. O sea, Shiro en fotos. Y algunas del tío.

Cuando nos levantamos para irnos eran las 7:30. Shiro dijo que me acompañaba a casa y volvía. Le dije que se quedara, que no había problemas. Pero insistió y me acompañó mientras la Lana, con Iki a upa para que no se escapara, me saludaba desde la puerta. Caminamos despacio. Mi casa queda como a siete cuadras de ahí. Estaba empezando a oscurecer. Lentamente. Todo el camino charlamos de la tía. Shiro me contó que su tía es como su mamá. Que es la más fuerte de su familia. Cuando llegamos a casa, nos quedamos así parados mirándonos y me sonrió. "Estoy contento de que hayas aparecido", me dijo. Me dio un abrazo y se fue.

Estoy enamorada. Lo sé, ya no tengo dudas de nada. Jamás me sentí así con nadie. Nunca. Ni voy a seguir escribiendo porque de todas formas jamás podría explicarlo.

Somos Así (Diario De Chicas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora