Cap 25

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Se dieron casi las doce del medio día de ese martes y aún seguían encerrados en su burbuja, hablando de cosas netamente irrelevantes mientras comían su "desayuno".

El tiempo parecía no importar y no había absolutamente nadie alrededor. Seungmin se sentía a volar, por fin después de tanto tiempo lograba sentirse completo y bien.

Mientras Hyunjin hablaba; Seungmin apreciaba los gestos y algo que le llamaba la atención era su sonrisa. Hyunjin era un hombre muy guapo y los lentes que portaba le daban el doble de puntaje.

Hablando un poco fuera del físico, Seungmin podía escuchar atentamente cada cosa sin aburrirse, ya que Hyunjin era un hombre intelectual y bastante honesto.

Seungmin solo quería a un hombre para amar y que se lo regresara sin tener la necesidad de rogarlo. Alguien que lo quisiera y aceptara por siempre, alguien que le diera su cariño incondicionalmente. Alguien que estuviera presente hasta en la cosa más aburrida. No importaba si sonaba cursi, era su necesidad la que le hacía ver el reflejo de su hombre perfecto en Hyunjin.

Por su parte Hwang Hyunjin era el hombre más feliz de esta tierra. Por fin se sentía escuchado, por fin se sentía cómodo como que estuviera en casa, quizás era algo inapropiado y rápido, pero podía visualizarse en una pequeña casa sin necesidad de lujos junto con Seungmin y unos pequeños niños traviesos corriendo por todos lados mientras el gruñía enfadado por no poder detenerlos para la hora de su baño. Era casi un sueño pero estaba seguro poder cumplirlo si el castaño así lo quería.

Amaba la manera en que Seungmin lo miraba, en sus ojos se reflejaba las ganas de ser escuchado, las ganas de ser verdaderamente amado, el deseo escondido.

Ambos se llenaban de una manera inexplicable sin necesidad de llegar a más de una conversación acerca de sus vidas. Se complementaban demasiado bien.

Todo seguía en aquel romántico estado hasta que la gente empezó a llegar en busca de sus respectivos almuerzos. Ahora estaba todo ocupado y ellos continuaban con un par de cafés. Una voz detrás de Seungmin lo hizo girar y vaya sorpresa con la que fue a dar.

— Hyunjin, no sabía lo bajo que habías caído hasta que me lo comentó MinJae. — Le dijo una melodiosa voz de mujer.

— Si primero estuvo contigo entonces ya había caído bajo más antes. — respondió Seungmin en cuanto se volvio en dirección a la chica.

— No sabía que te gustaran las perritas falderas, Hyunjin.

— ¿Perritas falderas? — soltó una carcajada — Ay~ Jisoo no me hagas reír. Porque le gusta la clase y la elegancia me escogió a mi.

— No te engañes querido Seungmin, te trajo consigo porque yo renuncié. No me des más lástima, perrita.

Y ambos se acercaron a abrazarse y saludarse cariñosamente como si se conocieran desde hace mucho. Por su parte Hyunjin estaba anonadado, nunca había escuchado hablar de esa manera tan peculiar a ninguno de los dos jóvenes. Aquello era extraño.

— Te he extrañado, maldita zorra calumniadora. — Le dijo Seungmin respirando un poco el aroma encantador de su pequeña hermana.

— Yo también maldito tonto. ¿Cómo están mis padres?

— Creo que bien. No los he visto al único que he logrado ver fue a Minho.

— Ese vago... — Hizo un ruido con su boca — No entiendo porque no encuentra un trabajo como el nuestro ¿No lo crees?

Ambos seguían sonriendo sin notar las demás presencias.

— Oh, Seung. Este hombre de aquí se llama Jackson, es chino y estamos en una reunión importante aquí en Japón.

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