Hawkins, 1984

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  Steve Harrington

Steve estaba sencillamente harto de su vida escolar. Tres meses sonaban cómo una eternidad para él y simplemente tenía ganas de alejarse de todo, graduarse y encontrar un trabajo que le hiciera feliz, quizás algún día alejarse de ese pueblo lleno de cosas extrañas. Eso era vivir en verdad.

La campana que marcaba el final de clases sonó y el chico se paró casi corriendo sin esperar si quiera la indicación del maestro. Cuándo este intento decir algo el chico le interrumpió con su sonrisa de comercial.

— Se terminó la clase.

Caminaba por los pasillos, sabiéndose popular y codiciado. Cómo si fuera el dueño de ese momento y todo lo que le rodeaba.
Iba tan concentrado en su caminata orgullosa cuándo una puerta se abrió de golpe y tuvo que frenar para no chocar con ella.

— ¡No tiene sentido! — escuchó decir a una voz varonil desde el interior, sonaba molesto

— Lamento decirle, señor Munson, que eso sucede cuando falta al 90% de sus clases.

— No pueden hacerme repetir el penúltimo año.

— Eso depende de usted, de las calificaciones que saque en los exámenes y las actividades extracurriculares.

— Pero...

— Puede retirarse.

— Pero...

— Ahora.

La puerta se cerró de la misma forma en la que se había abierto, revelando a un chico parado frente a ella. Mordía sus uñas con nerviosismo mientras miraba la puerta, después de unos segundos resopló con molestia.

— Cómo sea. 

Steve miró al chico de pies a cabeza, no lo recordaba. Los pantalones negros estaban demasiado desgastados y deshilachados en algunos lugares. Usaba una camiseta de un curioso estampado, probablemente de una de  esas bandas de rock  con nombres que Steve no podía ni siquiera pronunciar correctamente y una chamarra de cuero negro. 
Pero lo que más llamo la atención de Steve fue el cabello del chico. Unos rizos rebeldes cubrían toda su cabeza, llegando un poco arriba de sus hombros, de color azabache, tan oscuro que parecía teñido.

Steve lo estaba analizando tanto que cuándo el chico lo miro hizo que se sobresaltara.

— ¿Necesitas algo? — dijo el desconocido algo confundido y con cierto desagrado

— ¿De ti? Ja. — respondió Steve algo sonrojado, rodando los ojos — solo estás en mi camino.

El chico comenzó a reír de forma burlona pero dió un paso atrás, haciendo una clase de reverencia para dejarlo pasar.

— Adelante, sir hair.

— ¿Disculpa?

— Disculpado. — contesto burlón el chico y se dió la vuelta para alejarse del lugar

— Imbécil — murmuró Steve, molesto de que ese freak hubiera interrumpido su pacífico día

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Eddie Munson

El fin de semana había sido insoportable, cómo de costumbre. Aquella casa rodante era insoportablemente calurosa cuándo el verano se acercaba y el hecho de saber que su año escolar estaba apunto de perderse lo había hecho peor.

Eddie era inteligente, si. Pero demasiado distraído. El se decía a si mismo "más artístico que intelectual". Si tío a veces le decía holgazán. ¿Pero que hay de educativo en ochenta tareas copiadas?
Y de actividades extracurriculares, ni hablar. Eddie no podía cordinar sus movimientos y sencillamente odiaba los deportes.

Before You Leave  [FANFIC STEDDIE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora