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—¿Recibiste los correos? —pregunta Taehyung, bebiendo algo que se veía marrón suave y ligeramente tibio.

Jeongguk ofrece una sonrisa incómoda, que realmente no dice mucho de nada, no obstante, el dolor interno debió notarse, porque el mayor le está ofreciendo en cuestión de segundos una mueca y una palmadita de lástima en el hombro.

—La empresa es una mierda como siempre. —canta el más joven. Taehyung bebe de su café y observa a Jeongguk con una mirada estudiosa. Taehyung sabe que el contrario odia que lo haga; la mirada que da cuando evalúa toda su vida, hasta sus traumas infantiles o sus peores miedos. No es justo que sea lo suficientemente inteligente como para descifrar algunos de los detalles más oscuros con solo mirarlo fijamente por un minuto, aunque a Jeongguk le han dicho antes que eso es más su culpa que la de Taehyung.

(—Tal vez si estuvieras acostumbrado a que te miren, no te incomodarías tan fácilmente...

—¡Nombra a una persona en todo este edificio que esté acostumbrada a que la miren fijamente!)

—Deberías salir más, Jeongguk. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste una salida adecuada?

Aparte del golpe indirecto tanto a su exhausta apariencia como a sus tendencias ermitañas, que se parecen menos a tendencias y más a la estructura completa de su vida, hay una preocupación genuina entre sus palabras.

Sí, está solo. No, no quiere arreglarlo pronto.

Además, no puedes arreglar lo que eres. Jeongguk aprendió eso después de años de intentarlo sin éxito.

—Tal vez... ¿Mi primer año de universidad? —responde, de todos modos, porque es educado. Taehyung parece francamente horrorizado.

—Te graduaste hace cuatro años. —le recuerda, como si el contrario no fuera demasiado consciente de que su propia vida se está agotando. —¿Qué has estado haciendo en tus días libres?

—Lo mismo. Siempre es lo mismo. —se encoge de hombros. —Ya sabes, ver series sin parar, cocinar... Aunque, últimamente, he aprendido algo de coctelería.

—¿Qué sentido tiene hacer bebidas alcohólicas si solo vas a sentarte en tu sillón para beberlas solo? —inclina la cabeza hacia atrás como si estuviera lamentando, cuestionando a los dioses por la falta de... Bueno, todo de Jeongguk.

El menor solo puede negar con la cabeza, volviendo a su ordenador y encogiéndose de hombros cuando el ventilador dentro de este trata desesperadamente de volver a la vida.

—Intenta salir un poco, ¿bueno? —El mayor dice detrás de él. Deja otra palmadita en su blazer y luego gira sobre sus talones, desapareciendo por la esquina de sus cubículos.

Jeongguk odia el hecho de que la melancolía brota cuando siente que se va.

Todo este asunto de la soledad está empezando a afectarlo.

LONELY [kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora