Jeongguk tiene períodos a los que se refiere como "bajones".
Los bajones son como las ha estado llamando desde su primer año de universidad: cuando su estrés aumenta y la fatiga lo domina, le afecta. Es una acumulación lenta que culmina en que todo se derrumba de golpe. Por lo general, puede sentirlo antes de que llegue; tal vez una o dos semanas antes, esa picazón debajo de su piel comenzará a salir a la luz en sus momentos más tranquilos.
Hace mucho tiempo que no tiene un bajón, sobre todo por la apatía que le produce su vida laboral y todo lo que conlleva. Es repetitivo y aburrido, pero se ha sentido cómodo y satisfecho con lo poco que han cambiado las cosas con el tiempo. Lo suficiente como para que ya no sea una gran fuente de estrés.
Pero entonces las cosas cambian, y Jeongguk puede sentir el revelador comienzo de una recaída que vuelve a crecer, como una marea inevitable que se acerca cada vez más a la costa. No puede hacer mucho más que sentarse y ver cómo sube.
Comienza con su jefe, un hombre de buen corazón de casi su misma altura, el Sr. Kim, que se está mudando a un lugar más cercano a la ciudad natal de su marido. Es una de las pocas personas que entiende que la torpeza de Jeongguk en el trabajo no se debe a la falta de eficiencia, sino que es una parte de ella. También es similar en ese sentido, y se han unido lo suficiente como para que Jeongguk se sienta cómodo bajo su cuidado, sabiendo que no se necesita mucho para que el superior lo entienda.
Con la partida del señor Kim, Jeongguk tiene que readaptarse, y eso se queda corto cuando conoce a la Sra. Lee, que es tan chillona y testaruda como temía que pudiera ser otra jefa. Ella considera que sus movimientos son perezosos y su tendencia a tropezar con las cosas son un conjunto de debilidades, y al final de la primera semana le da dos ultimátums: agudizar su capacidad de desempeño o arriesgarse a que lo consideren para un traslado de puesto. A pesar de lo agotador que es día tras día, a Jeongguk realmente le gusta su posición, y quiere mantenerla así.
El estrés por el exceso de trabajo no se queda sin consecuencias. No tiene tiempo para preparar un desayuno adecuado por las mañanas y apenas tiene la energía para comer algo por la noche, por lo que decide comprarle a Min comida de mascotas de buena calidad, para poder dejarle algo al pobre gato. Solo funciona el primer día, y luego Min deja de comer.
Busca soluciones a diestra y siniestra, e intenta no lamentar la pérdida de más de la mitad del gasto mensual en autobús que había malgastado en la comida del gato, que hasta ahora ha estado intacta. Va al trabajo cansado y vuelve a casa estresado, no obstante, finalmente llega el único día que tiene libre.
La Sra. Lee le dice que no está impresionada, pero que no hará mucho más por ahora que vigilarlo. El estrés que se le quita abruptamente de los hombros le hace acurrucarse en el autobús de vuelta a su hogar, y cuando entra por la puerta su casa, se deja caer al suelo, sintiendo que el mundo se le viene encima.
No se da cuenta de que está llorando hasta que Min está maullando con fuerza delante de él, luciendo preocupado y asustado al ver al chico en ese estado. Jeongguk intenta disculparse con él a través de sus propios llantos, pero las palabras se le atascan en la garganta. Solloza abiertamente, cayendo y cayendo y cayendo.
Min salta a su regazo y comienza a amasar su muslo, haciendo que Jeongguk se sobresalte por la áspera presión, el gato empuja sus pequeñas patas hacia él con una fuerza contundente.
—Min-ah. —dice con hipo, agachándose y cerrando su cuerpo alrededor del gato. Simplemente, llora contra él, tratando de recuperar la respiración, y Min se lo permite.
El gato levanta la cabeza más allá del agarre que tiene su brazo sobre él, acariciando la mejilla húmeda de Jeongguk una y otra vez, hasta que no puede hacer otra cosa que moquear y quedarse quieto.
Min incluso le lame las lágrimas, y Jeongguk esboza una boba sonrisa.
—¿Por qué...? —dice nuevamente con hipo, sus palabras son irregulares. —... ¿Por qué siempre sabes cómo calmarme? ¿Eh? Eres como un gatito mágico.
Las orejas de Min se balancean levemente de un lado a otro, con éxtasis en sus ojos redondos, y se inclina para presionar sus patas en la mejilla de Jeongguk antes de mordisquearle muy suavemente la nariz. El chico resopla en silencio, entretenido por la respuesta del gato.
—Min-ah. —murmura en la cabeza del gato, arropándolo bajo su barbilla. —¿Puedo quedarme contigo para siempre? Te adoptaré oficialmente y todo. Aprenderé lo que te gusta comer y lo que no, te compraré juguetes y te dejaré dormir en mi cama.
Min emite el ronroneo más fuerte que Jeongguk le ha oído hacer hasta ahora, y lo acepta como un sí.
—Gracias por llegar a mi vida, pequeño. —murmura, mareado. —Gracias por encontrarme.
El gato sacude suavemente la cabeza contra la barbilla y, por un momento, Jeongguk piensa que tal vez él también había encontrado a Min.
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LONELY [kookmin]
Fiksi PenggemarJeon Jeongguk, chico introvertido y solitario por mucho tiempo, adopta a un gato. Resulta ser mucho más de lo que esperaba. ✧ Contenido homosexual, si no te gusta, xau. ✧HYBRID¡!JIMIN ✧ Historia originalmente mía, prohibida cualquier copia u adaptac...