veintiséis

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Jeongguk vuelve en sí con el canto de los pájaros fuera de su ventana. Está en su cama, mirando al techo y parpadeando para recuperar su vista. Sus ojos duelen aún más que la mayoría de los otros días, pero se los frota de todos modos, alcanzando sus anteojos y poniéndoselos.

Lo primero que encuentra su visión, ahora clara, es su teléfono, colocado cuidadosamente en la mesita de noche. Está conectado al cargador, y al levantarlo, ve que la batería está completa y que hay dos mensajes sin leer.

Uno es de Hoseok, un: "¡Me voy en metro, no intentes detenerme!"

El otro es de Taehyung. Un cortante "llámame", que carece tanto de contexto como de emoticonos. Parece frío y serio, por lo que decide abrir su aplicación de contactos. Se detiene en el número de Taehyung, sin embargo, antes de que su curiosidad le gane, deja su teléfono y se dirige al pasillo.

Quiere asegurarse que lo de anoche fue solo un sueño. Tal vez estaba tan cansado que se quedó dormido en cuanto volvió a entrar. Quizás tropezó, se golpeó un poco su cabeza y pensó en Min y en el chico del anuncio al mismo tiempo.

No obstante, dicha persona estaba sentada en el suelo frente a la mesa de café, hecho un ovillo con la cabeza apoyada en sus rodillas.

Puede que todo haya sido real.

—¿Quién eres? —pregunta en voz alta, sobresaltando al otro por el repentino sonido. Sigue confundido. Este extraño está en su casa, no al revés.

Cuando el chico abre la boca, surge un ruido extraño.

Sonó como... ¿Un maullido?

—Necesito palabras. —intenta decir. —Necesito... ¿Un nombre? ¿Tienes un nombre? ¿Por qué estás aquí?

Los labios del contrario se curvan en algo parecido a un mohín, su lengua forma otro sonido similar al ruido de un gato. Los mismos que hace Min.

Jeongguk se está volviendo loco, definitivamente.

—Por favor. —dice, cayendo en el arco de la entrada del pasillo. —Por favor, solo dime que es un sueño. Estoy soñando, ¿no es así?

—No... —El más bajo respira, su boca se mueve como si estuviera luchando por formar la pronunciación adecuada. —No sueñas.

—No estoy... soñando. —repite. El otro asiente con la cabeza y Jeongguk se hunde en el suelo.

—Entonces, ¿qué eres? ¿Quién eres?

Aprieta sus labios, luciendo suave y pequeño. —Min.

Jeongguk casi se desmaya de nuevo de lo mucho que aguantó la respiración. Este tipo no podría estar fingiendo ser un gato, ¿no? No es posible.

—Bueno, Min. —traga, sintiendo que su cordura se le escapa minuto a minuto. —Si eres mi gato, ¿puedes explicarme por qué demonios eres un ser humano ahora?

El chico, Min, como se autoproclama, hace algunos gestos con las manos como si quisiera que Jeongguk jugara a las charadas. Intenta seguirle la corriente, aunque solo sea para poder obtener algunas respuestas que lleven a que esto sea algo más que una alucinación.

Yo, Min parece formular. Luego hace un remolino con sus manos: coloca sus dedos sobre su cabeza en forma de orejas, luego se pone en el suelo a cuatro patas y actúa como un gato.

Jeongguk no tiene ni idea de lo que está tratando de decir.

—Escucha, escucha, yo no... sé lo que está pasando o lo que estás tratando de decir, pero por favor entiende que realmente quiero encontrar a mi gato. Estás haciendo de todo menos ayudarme.

Min parece molesto, acercándose al cuerpo desplomado de Jeongguk. Se tensa cuando el chico se arrastra hacia su espacio, sus pequeñas palmas colocadas a ambos lados de su regazo.

—Yo. —dice, sonando como si estuviera suplicando. —Yo, Min.

—No puedo creer eso. —Jeongguk niega con la cabeza, asustado. No se da cuenta de que está temblando hasta que el otro se aparta de él.

El más bajo se acerca, golpeando la barbilla de Jeongguk con su cabeza.

—Oh. —dice, casi sin darse cuenta. Eso es algo que a Min le encanta hacer.

No basta con eso, no es suficiente para confiar en el hecho de que su adorable gato está aquí de repente, en forma humana, con el mismo aspecto que el chico de sus sueños. Probablemente, no haya suficiente evidencia en todo el universo para apoyar una teoría tan agrietada.

Aun así, igual le pregunta.

—Si eres Min, ¿cómo podría confiar en ti? ¿Cómo puedo saber que eres tú y no alguien que está fingiendo?

El mencionado se inclina hacia atrás, sus ojos buscan la cara de Jeongguk antes de resoplar. Se apoya contra el otro lado del arco, con la espalda pegada a la pared mientras cruza las piernas. Su boca se mueve de nuevo y el más alto se da cuenta de que debe luchar con las palabras, considerando las pocas que ha dicho hasta ahora.

—R... —enseña un poco los dientes, mostrando unos pequeños y afilados caninos. —Rosa. —dice, señalando su ropa.

Jeongguk lo mira fijamente, con los ojos muy abiertos.

—¿Rosa?

—Rosa. Conjunto rosa.

Las piezas encajan juntas con un ruido audible dentro del cerebro de Jeongguk. Eso es algo que solo Min sabría. Nadie más en ningún lugar de la superficie del mundo podría saber eso de él, se ha asegurado de ello.

Y cuando por fin se da cuenta de que realmente es su gato, en carne y hueso e innegablemente humano, rompe a llorar.

LONELY [kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora