Día de mierda 2/2

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No-puede-ser.

Recapitulemos...
Estaba sentada esperando ver a mi... mate. No era la gran cosa, pero me daba curiosidad saber quién era.
Y lo ví. Sentí que la sangre se iba de mí cara, no era el hecho de encontrar a la persona con la que pasaría el resto de mí miserable vida, era el hecho de saber quién era esa persona. Esto parecia más un castigo que una vendición, era el peór día de mi vida, el peór.

El iba entrando, con su mirada altiva y su porte egocéntrico.
Todo parecia en camara lenta, el miraba a todos lados, su intento de disimular era un fracaso.
El profesor iba entrando en el momento en el que me había decidido a huir, maldije entre dientes. Todo me estaba saliendo mal.

-Profesor- dije llamando la atención de el hombre, maldije otra vez. Es la primera vez que deseaba no ser el sentro de atención. Joder, sentí su mirada penetrante, era una sensación fría, dura y muy pesada. Sabía que estaba tan sorprendido como yo y al vez, también furioso.

Niccolo Sorrentino, ¿quiéren una descripción?.. pues bién.

Es un cretino, idióta, estúpido, el chico más cruel y despiadado que haya conocido jamas.
Es delgado y alto, pero tiene un cuerpo bien propocionado, su piel se ve tan blanca y fría- como su corazón, seguramente- y tiene unos ojos color miel, estúpidamente hermosos.
Su familia proviéne de Italia.

Es la peór persona que puedas conocer, lo juro.
Va siémpre con su manada, y como lo adivinaste o te lo imaginaste, es el alpha. Pero que no te engañe su exelente don para la manipulación. Todos los días se paseaba por los pacillos del instituto, como si fuéra el rey y lo más desesperante es que, todas las chicas- sin contar a las tres o cuatro chicas de otras preferencias y yo, claramente- se les caia la baba por el.
El y yo, siémpre tuvimos un pequeño (enorme) odio mutuo. Yo no lo soportaba y el no me soportaba a mí, quiza haya sido por sú mal he inusial caracte, o por la forma en la que humillaba a los chicos y era un patan con las chicas.

-¿Si, señorita Brooklyn?-genial, toda la clase estaba mirandome.
-Yo...emmm...- no podía hablar, el efecto de la conexión entre mates estaba haciendo de las suyas, mi loba quería ir hacia el, besarlo y decirle un monton de cosas cursis.
-Me preguntaba si podía ir al baño..
-Señorita, la clase acaba de comenzár, espere al final de la clase- dijo tratando de seguir con lo suyo.
-¡No!.. digo.. de verdad necesito ir al baño- mí desesperación era más grande que mí respeto por el profesor, no creía aguantar su jodido tono de reproche.
-Y yo le digo que tiene que esperar hasta el final de esta clase.
-Mire prof...-Lydia me miró, intentando que me sentara, pero no le hice caso- De verdad necesito ir a ese estúpido baño, ¿O prefiere que le diga que odio tanto su clase, que debo inventarme ese pretexto para poder irme?, por que.. ¡De verdad quiero irme!- me pasé, me había pasado, pero... ¿Qué más daba?. De tener que seguir soportando mis impulsos de lobo hacia mí mate, a ganarme un castigo, definitivamente prefería el castigo.
Tomé mia cosas y salí de el salón. Escuché pasos detras de mí, sabía quién era, pero yo eataba escapando de el y ni pensaba detenerme.

Llegué a mí auto y abenté mis cosas al asiento del copiloto, entre al coche y grite.
-¡Joder, joder, joder..!-golpee el bolante- Au, au, au...¡Mierda!.
No golpear el bolante, lo anotaré a mi lista mental de cosas que no debo hacer.

-Que día de mierda, carajo...

Tú, ¿Mi mate? [Reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora