Capítulo diez

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— ¡Es un valioso estabilizador de presión!, había escuchado que los que provenían de la guardia de élite eran de mejor calidad.

— ¿Crees que valga doscientas unidades?

—Te daré doscientas cincuenta. — Le tendió una pequeña lámina de metal con código.

La sonrisa de la femme se alargó de extremo a extremo, la cantidad era el doble de lo que recibió por los objetos anteriores, sin pensarlo dos veces tomo él pago ofrecido, dio las gracias y salió corriendo entre bots que se encontraban de paso en el mercado local. Al principio, le había sido imposible poder ocultar las fibras que salían de su procesador, pero por suerte pudo encontrar un viejo casco de armazón. Le incomodaba traerlo puesto, pero tenía que salir al exterior a conseguir energón, camino entre puestos y una multitud de bots, entre empujones y choques repentinos, a estas horas estaba abarrotado.
Llegó a un crucé de calle, donde la mayoría de bots tomaban su modo vehicular, ella por desgracia no poseía un modo alterno. Se supone que ella es un transformer, su raza se caracterizaba por la acción de poder doblegar su cuerpo en un vehículo capaz de triplicar tu velocidad en modo robot. Atribuyó su incapacidad a la falta de un T-Cog (El bio-mecanismo encargado de ejecutar este proceso), al menos esa era la única explicación que se le podía ocurrir. Pues bien podría estar dañado, pero en su armazón no había rastros de un modo alterno, y si intentaba con todas sus fuerzas realizar su transformación, su cuerpo no reaccionaba y ni siquiera hacía esfuerzo alguno por llevar a cabo dicha orden.
La falta de un T-Cog solo le hacía sentirse excluida del resto (También estaba el inconveniente de sus fibras cefálicas, que ni siquiera podía plantear alguna teoría lógica respecto a ellas), aunque más que eso, existía esa curiosidad de experimentar la transformación. Simplemente, no quería afligirse con su naturaleza, al fin y al cabo no podía hacer nada.
Cuando decidió cruzar el camino, de imprevisto fue empujada por los bots que transitaban, haciendo que a su- vez chocara con un transeúnte.

— ¡Lo siento! — Exclamó, giró rápidamente para dar la cara. Se había percatado de que era un Femme, su armazón era en mayor parte blanco, con líneas azules y detalles dorados. El impacto ocasionó que la dattpad resbalara de sus manos, Styrsling se arrodilló para poder tenderle el objeto, se dio cuenta por medio del logo de la dattpad que era un cadete de la Guardia de Élite. Styrsling se quedó helada al enterarse de que la femme era parte de la Élite de Cybertron, podría reconocerla al instante y enviarla devuelta a la capsula de inhibición, su mano temblorosa le tendió la dattpad.

— No te preocupes, fue un accidente. — La femme le recibió el objeto con calidez. —Veo que te interesa mi escuadre.

— Guardia de Élite, ¿Verdad? — Trato de ocultar su nerviosismo, mientras pudiera entablar una conversación casual y pacífica, todo estaría bien. — Vaya, debe ser genial.

— ¿Te parece genial? — Strongarm profundizo él tema.

— Ah, bueno... si, digo es la mayor fuerza militar de Cybertron. Los bots afiliados son maestros en sus campos, es un privilegio. Digo, defienden la justicia y la libertad. Y eso es algo de admirar. — Alagó la femme, pensar con detenimiento acerca de la afiliación autobot le provocaba un revoltijo de sentimientos. Strongarm no podía evitar sonreír ante sus cumplidos, al ver a la escuálida femme hablar con orgullo, le hacía sentirse orgullosa de sí misma.

— Bueno, ¿Y no te gustaría ser parte de ella? — Strongarm insinuó, creía que una femme con tal definición y opinión acerca de la Élite militar, debería ser parte de la misma. Ya sabes lo que dicen: "Trabaja en lo que más te guste". Strongarm concluyó que si la femme hablaba con afición sobre la Guardia de élite, era porque la admiraba, y si la admiraba, no tendría problema alguno en unirse a lo que tanto le honraba. — Porque el periodo de reclutamiento inicia en dos semanas...

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