Capítulo trece

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Styrsling: ¿Puedo pasar? —Sonrío.
Cadete: P...por...supuesto...—Contesto nervioso-
Styrsling: Gracias cariño. —le sonrió y lo beso en la mejilla.

La dama prosiguió a hacer sus maldades, resaltaba ese oscuro metal de los brillantes pasillos.
Y hablo con el siguiente guardia para comunicarle a la cadete su presencia.
La noticia llego a las manos de esta joven que de inmediato fueron a atenderla.
Los tres estaban reunidos en la sala de entrenamiento,
Strongarm estaba emocionada por su próxima recluta, a ella le encantaba que las femmes quisieran ser algo más que un simple papel de sirvienta, a Bumblebee le gustaba ver a su amada feliz y contenta, más sin embargo, no sospechaban de los malvados planes de Styrsling.

[Perspectiva de Strongarm]

Estoy emocionada por la femme que quiere ser cadete, ¿Qué?, No tiene nada de malo, quiere ser algo en esta sociedad y eso me agrada mucho, así comencé yo, a Bee le gusta la idea, él ha estado en guerras, esa fue su crianza técnicamente y piensa igual que yo, entramos a la sala de entrenamiento donde nos esperaba la joven.

[Termina la perspectiva de Strongarm]

Narradora:

Styrsling los esperaba con unas espadas, solo para "impresionar"

Strongarm: ¡Hola!,¿Quieres ser cadete? —corrió hacia ella con mucho cariño.
Styrsling: Si claro...—fingió una sonrrisa.
Bumblebee: Nosotros observaremos...por allá...—señalo el lugar de observación.
Styrling: ¡¿Usted es el teniente?!—Dijo sorprendida.
Bumblebee: Si, Bumblebee...
Styrsling: He escuchado mucho de usted—corrió a abrazarlo.

A Stron no le gustaba que se metieran con su mech, bueno, ¿Quién no estaría celosa?, Strongarm dudo por un instante sobre las intenciones de Styrsling, pero los pensamientos de su procesador se estabilizaron cuando pensó en el amor de Bee y si ella lo amaba, millones de femmes tambien.

Strongarm: Bueno iremos a observar, ¿Verdad Bee?—Trató de cortar el abrazo.
Bumblebee: Claro.—la hiso aun lado.

Sin duda a Styrsling le reventó la Spark de dolor; le había quedado claro que Strongarm defendería su territorio. Eso no le agrado.

Styrsling: Bueno, empecemos.— dijo parándose enfrente de ellos.

De inmediato empezó a girar las espadas y en un dos por tres, hiso trisas un maniquí de entrenamiento, era muy hábil con las armas filosas.

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