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Hiccup y Astrid caminaban por los pasillos de su escuela, mientras se dirigían al despacho del director.

-¿Qué tal si le decimos el viejo truco de la miel y el hacha?- le preguntó la rubia a su novio, pero él la vió confundido- Ya sabes. Primero le decimos algo lindo, esa es la miel, luego le soltamos nuestro reclamo, el hacha.- explicó brevemente con una confiada sonrisa.

Hiccup emitió una pequeña risa.

-¿Por qué todos tus consejos llevan armas?- preguntó divertido.

Y solamente obtuvo como respuesta el ensanchamiento de la sonrisa de su novia.

Unos cuantos pasillos más y ambos llegaron a la dirección, el castaño dió un par de toques en la puerta y, después de unos segundos, escucharon un "Adelante".

-Buenos días, director Grimmel.- saludaron al uniso, mientras entraban.

-Astrid Hofferson e Hiccup Haddock...- saludó el director de cara larga y cabello blanco, sin ninguna expresión en su rostro- Bienvenidos de regreso a Dragons High.- añadió dejando ver una falsa sonrisa.

La pareja se miró de reojo mutuamente, ambos habían olvidado lo amargado y tenebroso que podía llegar a ser Grimmel.

-Eh... Gracias, director.- el ojiverde optó por agradecer su falsa bienvenida- Mire. Astrid y yo estamos contentos por volver a nuestra escuela, hace ya unos años que ansiábamos volver...- Hiccup hablaba con nerviosismo y movía mucho sus brazos demostrándolo.

-Muy bien. Ya me dijeron la miel, cuál es el hacha.- bramó el adulto, mirándolos con aborrecimiento.

-¿Usted ha notado todo el acoso que cierto grupo de alumnos le hace a todas las mujeres y a 2 alumnos homosexuales?- cuestionó la Hofferson directamente, ya harta de la actitud del peliblanco, quien no intentaba mostrar la más mínima intención de respeto hacia ellos.

-Explíquese mejor, señorita Hofferson.- ordenó Grimmel cruzándose de brazos.

-Eret y su grupo son unos abusadores.- sentenció con repulsión- En la entrada, su amiguito me dió una nalgada, luego cuando le reclamé a él, hizo un comentario muy obseno. Y en el almuerzo, molestaron a Wasabi y a Fred. ¡Sólo por amarse! ¡Todo esto es una estupidez!- exclamó furiosa, mientras se apoyaba con ambas palmas en su escritorio.

-¡Vocabulario, Hofferson!- Grimmel alzó su voz en regaño e Hiccup posó su mano en la espalda de la ojiazul para pedirle que se calma, sin embargo, su mirada estaba clavada en el director y con el ceño fruncido- No pueden venir a mi oficina para alzarme la voz y, mucho menos, para reclamar algo tan absurdo como eso. Son sólo adolescentes, es lo que los adolescentes hacen. Y están exagerando, además, ninguna señorita ha venido a quejarse. ¿Será porque también les gusta que las coqueteen y tienen sexo con los chicos por gusto?- sus palabras sólo molestaron más a la joven pareja, en especial, a la rubia.

-O tal vez porque cuando lo hacían a usted no le importaba y ya no le ven sentido a exigir respeto.- gruñó ella en suposición, mientras que el Haddock movía su mano en su espalda para llevarla a su cintura y retenerla. Pues Astrid, sin darse cuenta, estaba dando pasos hacia delante con lentitud.

Grimmel miró con rabia a su alumna, se levantó de su asiento y se acercó a ella intimidante.

-Largo de mi oficina, si no quieren ser suspendidos.- dijo en voz baja, pero muy firme a la vez.

Hiccup jaló delicadamente de la cintura de Astrid, indicándole que debían irse para no tener problemas. La rubia sólo miró desafiante por unos segundos más a su director y luego se dejó llevar por el castaño, hasta que ambos salieron del despacho y cerraron la puerta tras de ellos.

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