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Sus amigos los escucharon atentamente en medio de la sala de los Hofferson, los adolescentes llegaron a la residencia apenas acabaron las clases del día, pues ni Hiccup, Astrid, Heather ni Eret aparecieron en la escuela se preocuparon y optaron por ir ellos mismos a asegurarse que estén bien.

La pelinegra terminó de contarles todo a sus amigos, ya que confiaba en ellos y ahora comprendía que la ayudarían sin juzgar buscando su felicidad.

-Lamentamos todo lo que has pasado, Heath.- habló Elsa en voz tenue una vez que ella acabó- Gracias por confiar en nosotros.- añadió con una leve sonrisa.

-Estamos para apoyarlos. A ambos.- aseguró Patapez dándole una cálida mirada al hijo de Eret, atrayendo todas las de los demás hacia él, fue allí cuando un detalle fue notado.

-¡¿Por qué demonios tienes la mano entrelazada con mi hermana, maldito acosador pedófilo?!- exclamó Tacio horrorizado y su gemela le lanzó una mirada asesina.

-¡No le digas así, idiota! ¡No soy una niña, tenemos la misma edad, soquete!- lo defendió Tilda afianzando su agarre- Hemos querido decirles hace días, pero no encontramos el momento.- confesó alzando sus hombros.

-¿Están saliendo?- cuestionó Jack anonadado y ambos rubios asintieron.

-¡Quién lo diría!- comentó el Jorgenson.

-Muchas felicidades, chicos. Se ven muy bien juntos.- felicitó Hiccup con una genuina sonrisa, haciendo ruborizar al tímido Ingerman, pero sacándole una sonrisa arrogante a su novia.

-Incluso mejor que Astrid y tú, ¿no, Hiccup?- soltó en broma y Astrid rodó los ojos.

-Bien, chicos. Sé que queremos pasar más tiempo juntos, pero mis padres vendrán en cualquier momento. Nosotros cuatro tenemos que ponernos al día y ya es muy de noche para que regresen a sus casas.- indicó la ojiazul y los demás soltaron un suspiro de negación.

-Por más que me odie admitirlo, Astrid tiene razón.- intervino Patán- Debemos irnos.- secundó y todos se despidieron.

En la mansión se quedaron la Berserker, su novio, el Haddock y la Hofferson.

-Hiccup y yo estaremos en mi cuarto.- Astrid rompió el silencio entrelazando su mano con la del ojiverde- Sabemos que quieren discutir el futuro del bebé, así que les daremos privacidad.- argumentó y los pelinegros les sonrieron en agradecimiento, hasta que estuvieron fuera de su campo visual, después sus sonrisas desaparecieron de sus labios al instante.

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-Ok, conozco esa mirada.- habló por fin la rubia mirando con sospecha al castaño, quien estaba observando la calle a través de su ventana con las manos en sus bolsillos- ¿En qué estás pensando, Babe?- cuestionó cruzándose de brazos y alzando una ceja; ella se sentó al borde lateral de su cama, el que estaba más cerca a su novio.

-Quiero que esos tales Grimborn paguen.- reveló con voz seca y ronca de la ira.

-No hay nada que podamos hacer, Hiccup. Eso está en manos de la policía, ellos deben saber acerca de su mafia y los detendrán. No podemos involucrarnos.- la chica por una parte sabía que lo que decía no tenía sentido. La policía ha demostrado cero interés en atraparlos, pero tampoco quería alimentar la locura del muchacho. Tenía miedo de que salgan heridos- ¿Qué planeas hacer?- cuestionó ella en tono de regaño al verlo negar con la cabeza.

-Planeo ir a la policía con toda la información que Eret y Heather nos han dado. Eso será suficiente para que actúen.- contestó con simpleza.

Aquella actitud solo hizo enojar más a su chica.

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