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Los gemelos estacionaron su camioneta a unas pocas cuadras de Dragons High, bajaron con sus cabellos recogidos y cubiertos de ropa negra, hasta con pasamontañas que no dejaban más que sus ojos, sus narices y sus labios al descubierto. Una vez que estuvieron en el perímetro de su preparatoria, empezaron a moverse con más sigilo y rapidez, hasta que Brutilda pudo forcejear el cerrojo de la puerta trasera de forma silenciosa con un pequeño gancho y su hermano fue el primero en entrar.

-Camino despejado, medias olorosas.- le indicó Brutacio en voz baja pegándose a una de las paredes del pasillo.

-Copiado, axilas sudorosas.- contestó la joven.

Ambos tenían aquellos seudónimos para sus misiones especiales, esta era una de ellas. Aunque a decir verdad, no les favorecen demasiado como creían que lo harían, pero cuando dejas que tú hermano o hermana elija tu apodo por ti justo antes de iniciar una pelea, no te puedes esperar un seudónimo bonito.

Los Thorton avanzaron con la misma cautela por los oscuros pasillos, tenían suerte de orientarse bien en la escuela, pues si usaban linternas, probablemente, los de seguridad los detectarían.

-¡Allí está la oficina de Grimmel!- señaló el chico en una exclamación baja y apuntando a la puerta que cruzaba el pasillo. Sin embargo, su alegría no duró mucho al ver a dos hombres de seguridad iluminando con sus linternas a pocos metros al lado de ellos; si no cruzaban con cuidado el pasillos, serían vistos.

-¿Me recuerdas por qué estamos haciendo esto, axilas sudorosas?- preguntó Tilda ya no muy convencida de lograrlo.

-Lady Astrid necesita una prueba para incriminar a Grimmel. No me preguntes por qué, porque no lo sé.- respondió Tacio alzándose de hombros- Pero ella confió en nosotros para esta misión y no la defraudaremos, medias olorosas.- agregó con aire heróico, antes de respirar profundamente y pasar en un ágil y rápido volantín hacia la puerta del director.

Su gemela se fijó de que ningún hombre de seguridad lo haya visto, al ver que no, decidió seguirlo imitándolo, mientras que él abría la puerta. Una vez que la rubia llegó con su hermano, ambos se metieron en el despacho y cerraron la puerta tras de sí.

-Busca en los cajones de la izquierda, yo los de a derecha.- le indicó la gemela señalando el escritorio y él asintió entusiasmado.

-Copiado.- aceptó y de inmediato ambos empezaron a buscar lo cajones.

En los primeros cajones solo encontraron archivos de estudiantes, así como papeletas de conductas o informes de los próximos eventos internos como con otros colegios. No obstante, en los últimos cajones hallaron lo que buscaban, en el lado de Brutilda habían varias fotos impresas de alumnas posando de forma sexy sobre el escritorio de forma sexy, algunas tenían pocas prendas del uniforme y otras estaban completamente desnudas; mientras que por el lado de Brutacio habían cintas de vídeo con el nombre escrito de cada alumna.

-¡Pero qué repugnante!- bramó la chica por lo bajo con indignación. Ni siquiera se atrevían a ver lo que contenían los vídeos.

-¡Rápido, toma todo!- le ordenó su hermano sacando unas pequeñas bolsas de sus bolsillos y me dió una a ella- Debemos mostrárselo a la policía. Astrid tenía razón en desconfiar de él.- añadió apresurado guardando las cintas en su bolsa. Tilda no tardó en hacer lo mismo.

× × ×

Ragnar observaba con rabia e impotencia cómo un policía a su hija le colocaba un mini micrófono oculto entre sus ropas, la ojiazul llevaba un shorts no tan corto y un top rojo que cubría sólo un poco más allá de sus senos, el cual iba acompañado de una casaca de cuero negra.

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