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Al día siguiente...

-Lucas Setffson es sentenciado a 15 años por acoso e intento de violación sexual.- dictaminó el juez para calmar la sed de justicia de los Hofferson y, claro también está, de los Haddock. Junto a todos los amigos de Astrid, quienes estuvieron presentes en el juicio como soporte para la rubia. Aunque iba quedar en secreto que los señores Hofferson tuvieron que pagar una suma de dinero al juez para que Lucas cumpla la condena que se merece, puesto el juez quería dejarlo en libertad, ya que no completó su cometido. Obviamente, Ragnar y Lagertha no iban a dejar que eso pasara, si tenían que sobornar a un imbécil para que su hija obtenga justicia, eso es lo que iban a ser una y mil veces más.

Lo que le molestó al condenado, es que Eret no estaba del otro lado con sus amigos, quienes decidieron apoyarlo hasta el final diciendo que la Hofferson lo había seducido con su ropa provocativa y, al final, todo fue un plan para meterlo a la cárcel injustamente.

Sin embargo, ese argumento no sirvió de nada ante la narrativa de los hechos por parte de la ojiazul y, no sólo los de aquella noche, sino contó delante del tribunal todo el acoso que venía sufriendo desde meses atrás. Tanto su familia, novio y amigos se enteraron de, absolutamente, todos los detalles de su situación al mismo tiempo que el juez y todo el tribunal de justicia de Berk. Mientras que se lo llevaban preso, Lucas no dejó de mirar a Astrid con rabia, pero ella tampoco bajó la mirada, se mantuvo firme hasta que él desapareció de su campo de visión. El sentenciado se fue con la única satisfacción de haber traumado a la rubia y haberle dejado marcas rojas y violetas tanto en su rostro como en su cuello, marcas que no se molestó en ocultar.

En ese momento, Astrid sintió los inconfundibles brazos de su madre rodearla en un abrazo, mientras su padre acariciaba sus cabellos.

-Iré a despejarme paseando con Hiccup, por si no les molesta.- le dijo ella a sus progenitores.

-Para nada.- afirmó Lagertha diciéndole una sonrisa.

-Estás en muy buenas manos.- añadió Ragnar dándole un guiño al castaño. La pareja sabía cuánta confianza tenían sus padres en cada uno de ellos- Te estaremos esperando en casa.- le dijo ahora a su hija, antes de depositar un beso en su frente.

La menor de su familia les sonrió por última vez, para después alejarse y acercarse a su novio, quien rápidamente entrelazó su mano con la propia. Ambos se despidieron de sus amigos agradeciéndoles el apoyo y salieron de la institución privada para ir a su lugar favorito.

× × ×

La playa.

Hiccup y Astrid estaban sentados en la orilla del mar, observando el ir y venir de las olas hasta el horizonte. Ambos con las rodillas pegadas a sus pechos, mientras abrazaban sus piernas con sus brazos. La rubia tenía su cabeza apoyada en el hombro izquierdo de su novio.

-He hablado con mis padres...- empezó a hablar la chica sin quitar la mirada del océano, el ojiverde sólo escuchó con atención- Me buscarán la mejor psicóloga de la ciudad. Por más que me cueste admitirlo... La necesito... Puedo contarte todo a ti, pero tú eres mi soporte emocional, ella me ayudará a actuar.- informó y luego sintió el beso que él depositó en su coronilla.

-Está perfecto, princesa.- le dijo él con dulzura- Será una gran ayuda y verás que, en poco tiempo, todo habrá quedado atrás.- afirmó sonriéndole.

La Hofferson levantó su cabeza para rozar su nariz con la de él, el Haddock movió su mano para acunar una de sus mejillas, mientras cerraban sus ojos, se acercaron hasta que sus labios se rozaron y fue el chico quien cerró el espacio entre ellos, empezando un suave y lento beso. Sus labios se juntaban a la perfección y se conocían de tal forma que se movían al compás sin dificultad. No obstante, se fueron separando lentamente cuando empezaron a escuchar un estruendoso bullicio junto a rabiosos ladridos.

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