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-¿Qué sucede, Babe?- no dudó Astrid en preguntarle a su novio cuando esté colgó una llamada que había contestado para después fruncir pensativo el ceño. Él vió la luz del semáforo ponerse en verde y puso en marcho el carro nuevamente, antes de contestarle a su novia.

-Me llamó el comandante de policía.- informó sin quitar su vista del camino- Ya han atendido a todos los perros, pero no tienen espacio en la comisaría para tenerlos, ni tampoco los recursos para mantenerlos. Me pidió que los fuéramos a recoger, por más que quieran, no pueden tenerlos allí.- le contó y la rubia dió un cansado bufido.

-¿Y nosotros qué haremos con todos ellos?- cuestionó la chica al aire y él se alzó de hombros.

-Está bien que nuestras casas sean grandes, pero tenerlos a todos ellos es otro nivel.- comentó el castaño cambiando de velocidad- Y papá me mataría si le digo para quedarnos con todos, si solo con Chimuelo está que se muere.- agregó con gracia y le sacó una pequeña risa a su chica.

-Pero no es una opción dejarlos en las calles.- objetó ella más seria.

Tras unos segundos de silencio, Hiccup abrió más sus ojos junto a sus labios. Dió la vuelta en una esquina para después hablar.

-¿Te acuerdas de la pequeña casa con un gran patio que nos dejó Bocón?- le preguntó y la ojiazul hizo memoria.

-Eso fue antes de mudarnos a Kattegat, él pensó que regresaríamos mucho más grandes e independientes, por lo que nos quería dejar esa casita para nosotros.- la Hofferson no parecía entender a dónde quería llegar su novio.

-Ajá. Pero, claramente, aún no somos mayores y no nos hemos independizado.- aclaró y Astrid alzó la ceja, dándole a entender que estaba más que obvio- ¡La casa está libre, Ast! Podemos crear nuestro propio refugio para animales callejeros y ellos serían nuestros primeros huéspedes. Siempre hemos hablado que nos gustaría ayudar a cada perrito que vemos en la calle, ahora tenemos los recursos y la oportunidad para hacerlo. ¡Imagina! Familias podrían adoptar de forma segura y gratuita a un animal que necesita un hogar. ¿Estarías dispuesta a invertir tu dinero en ello?- por más que él esté encantado con la idea, no podía obligarla a gastar si así no lo quería, pues todo lo gastos de comida, agua, camas, juguetes y veterinaria correrían por su cuenta.

La rubia giró a verlo con una sonrisa cómplice en sus labios.

-Hay que hacerlo.- respondió igual de contenta que él y su novio aceleró hacia la comisaría.

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A la mañana siguiente...

-No puedo creer que Hiro esté tan obsesionado en reparar a Baymax que ya ni siquiera te manda su típico mensaje de buenos días.- se quejó Honey Lemon mientras caminaba a la escuela con Gogo, después de que la pelinegra le contara la situación actual de su relación con el Hamada.

La más baja negó con la cabeza restándole importancia.

-¿Puedes culparlo?- señaló cruzándose de brazos- Digo, Baymax fue la creación de Tadashi con el propósito de ayudar a las personas. Ese robot es su forma de honrar a su hermano y seguir con su legado.- lo defendió la Tomago comprendiéndolo.

La rubia sintió cómo su corazón se achicaba ante el recuerdo de su difunto novio.

-Tienes razón.- murmuró nostálgica

No obstante, cuando estaban a tan sólo una cuadra de Dragons High, un motociclista que pasó frente a ellas les dió un escandaloso silbido, antes de gritar.

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