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Son la una y pico de la madrugada cuando me voy a dormir. Me quedo
mirando el techo, cansada, relajada, pero también excitada, ansiosa por lo que me deparará la semana. Espero tener un nuevo proyecto: Mónica.

¿Responderá a mi e-mail?

Es muy temprano, demasiado temprano para recibir ninguna respuesta. Le he enviado un correo a Andrea para informarle de que
esta semana voy a trabajar desde Elche y para pedirle que reprograme todas las reuniones de modo que puedan realizarse o bien por teléfono o por videoconferencia. También le he escrito a Gail para que sepa que no volveré a casa hasta el jueves por la noche, como muy pronto. A
continuación repaso la bandeja de entrada y descubro, entre otras cosas, una propuesta para formar una joint venture con un astillero de Taiwan.
Reenvío el mensaje a Ros para que lo añada a la agenda de temas que
debemos discutir.
Por fin puedo dedicar mi atención a la otra cuestión pendiente: Elena.

Me ha enviado un par de correos durante el fin de semana y no le he contestado.

De: Vanesa Martín
Para: Elena Lincoln
Asunto: Fin de semana

Buenos días, Elena:
Perdona que no haya contestado antes, pero he estado muy liada estos dos días y pasaré toda
la semana en Elche. Tampoco sé nada sobre el próximo fin de semana, pero te digo algo si
estoy libre.

Los últimos resultados del negocio de belleza parecen prometedores.
Bien hecho, Señora…

Saludos, V.

Vanesa Martín.

Le doy a «Enviar» mientras me pregunto una vez más qué pensaría
Elena de Mónica… y viceversa. Oigo el tono de mensaje entrante que emite el portátil.

Es de Mónica.

De:Mónica Carrillo
Para: Vanesa Martín
Asunto: Tu nuevo ordenador (en préstamo)

He dormido muy bien, gracias… por alguna extraña razón… SEÑORITA.
Creí entender que el ordenador era en préstamo, es decir, no es mío.

Moni.

«SEÑORITA» con mayúscula. Ha estado leyendo, y seguramente también
informándose. Y sigue hablándome. Sonrío como una tonta delante del
correo. Son buenas noticias. Aunque también sigue empeñada en rechazar
el ordenador.

¡Es desesperante!

Niego con la cabeza, divertida.

De:Vanesa Martín
Para: Mónica Carrillo
Asunto: Tu nuevo ordenador (en préstamo)

El ordenador es en préstamo. Indefinidamente, señorita Carrillo.
Observo por su tono que ha leído la documentación que le di.
¿Tiene alguna pregunta?

Vanesa Martín.

Pulso «Enviar». ¿Tardará mucho en contestarme? Me dispongo a leer el
resto de los mensajes a modo de distracción mientras espero su respuesta.

Veo un resumen ejecutivo de Fred, el jefe de departamento de
telecomunicaciones, sobre el desarrollo de nuestra tableta de energía solar, uno de mis proyectos que más me ilusiona. Es ambicioso, pero pocas de mis aventuras empresariales me importan tanto como esta, y me siento realmente emocionada ante esa perspectiva. Estoy decidida a que el tercer mundo disponga de tecnología avanzada a precios asequibles.

Oigo el tono de mensaje entrante.
Otro correo de la Mónica.

De: Mónica Carrillo
Para: Vanesa Martín
Asunto: Mentes inquisitivas

Tengo muchas preguntas, pero no me parece adecuado hacértelas vía e-mail, y algunas tenemos que trabajar para ganarnos la vida.
No quiero ni necesito un ordenador indefinidamente.
Hasta luego. Que tenga un buen día… SEÑORITA.

Moni

El tono del mensaje me hace sonreír, pero tiene que ir a trabajar, así que tal vez no vuelva a enviar ninguno más en un rato. Me molesta su reticencia a aceptar el maldito ordenador. No es una cazafortunas, algo que no suele darse entre las mujeres que conozco… Aunque una de las otras  era igual.

—Señorita, no merezco este vestido tan bonito.

—Sí que lo mereces, acéptalo. Y no quiero volver a oír hablar del
asunto. ¿Entendido?

—Sí, am a.

—Bien. Es de un estilo que te va muy bien.

Ah. Era una buena sumisa, pero se encariñó demasiado y yo no
era la chica adecuada. Por suerte, no duró mucho y ahora está
felizmente casada. Devuelvo mi atención al e-mail de Mónica y lo releo una vez más

«Algunas tenemos que trabajar para ganarnos la vida.»

La muy descarada insinúa que me paso el día mirandome al espejo.
¡A la mierda!

Veo el breve informe de Fred que tengo abierto en el escritorio y
decido dejarle las cosas claras a Mónica.

De: Vanesa Martín
Para: Mónica Carrillo
Asunto: Tu nuevo ordenador (de nuevo en préstamo)

Hasta luego, nena.
P.D.: Yo también trabajo para ganarme la vida.

Vanesa Martín.

Soy incapaz de concentrarme en lo que tengo que hacer por su culpa, necesito hacerla mía nuevamente o tener sus labios en mi sexo, aunque también en mis pezones, pero me siento a esperar el sonido del correo.
A los minutos suena, pero su nombre no aparece en mi pantalla.

50 sombras de Martín (v) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora