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REPLAY | ACT 1 | 01

Un suspiro sale de mis labios mientras observo a mí alrededor, a pesar de las altas horas el Acarde se mantenía abarrotado por un montón de adolescentes y niños. Aunque realmente no podía quejarme, era mejor que estar en casa y escuchar a mamá llorar mientras está ebria.

El sonido de las llantas de un coche contra el pavimento me distrae de mis pensamientos, observo a través del cristal, una niña pelirroja sale de aquel bonito camaro, apresurada y con el ceño fruncido, antes de entrar se toma unos segundos para sacarle el dedo de en medio a quien sea que esté conduciendo.

— Vaya chica...— murmuro con diversión mientras la sigo con la mirada.

— Charlie, un niño acaba de vomitar frente al Galaga. — doy un pequeño salto en mi lugar cuando de la nada Keith aparece a mi lado con una bolsa de frituras entre sus manos. Frunzo el ceño con desagrado.

— ¿De nuevo? ¿Qué tiene ese maldito juego? — camino hacia el almacén, pasando entre un par de adolescentes con aroma a hormonas alborotadas, Keith me sigue mientras mastica ruidosamente.

— No tengo idea, pero parece que comió demasiadas frituras. — lo miro con las cejas alzadas y señalo la bolsa entre sus manos El castaño me imita y hace un gesto de asco antes de lanzar la chatarra naranja a un bote de basura. — Será mejor que vayas antes de que alguien se resbale con el vómito y sea peor.

Suelto un bufido mientras tomo lo necesario para limpiar y me dirijo al Galaga.

—Ay mierda. — aparentemente Keith tenía razón al decir que aquel niño había comido demasiadas frituras.

Después de un rato de sufrimiento y arcadas inevitables por fin logro quitar todo rastro de asqueroso vómito. Quito con el dorso de mi mano un par de mechones que se han soltado de mi coleta. Realmente no tenía necesidad de trabajar en el Arcade, pero además de verlo como un pequeño escape, me servía para ganar dinero extra.

Además, gracias a este lugar, había conocido con más profundidad a esos cuatro mocosos que rápida y extrañamente –y digo extraña porque en realidad los niños pequeños no son mis favoritos– se ganaron mi corazón, en especial el menor de los Byers.

Algo en el no parecía estar bien, y no era de extrañarse después de lo que pasó hace un tiempo, sumando el hecho de que un montón de niños y adolescentes idiotas lo molestaban.

— ¡Carajo! Muévete, maldito idiota. — miro hacia la derecha, de donde provienen aquellos murmuros y maldiciones no tan discretos, topándome con la pequeña pelirroja de hace un rato, sus ojos miran con atención la pantalla del Dig Dug. Sonrío levemente cuando aparece la animación dando a saber que ha ganado el juego.

Me acerco, poniéndome a su lado. Observo su nombre de jugador y su puntaje en primera posición. — ¿Sabes que vas a armar un gran lío con ello... MadMax?

La pequeña se sobresalta un poco antes de girar su cabeza para mirarme, su ceño se frunce un poco, vuelve su atención a la pantalla y comienza una nueva partida.

— ¿Lo dices porque le he quitado el primer lugar al tarado de ese tal Dustin? — responde con un deje de diversión sin dejar de mover ágilmente las palanca y presionar los botones del juego.

— Le has quitado el primer lugar a Dustin. — Keith aparece al otro lado de "MADMAX" sobresaltándonos a ambas y haciendo que la niña pierda. Keith ni siquiera se inmuta ante la mala mirada que le da, en su lugar se lleva una fritura a la boca. Aparentemente las había recogido del bote de basura. Asco. — No le va a gustar para nada.

Ruedo los ojos en cuanto se va. — No le hagas mucho caso, MadMax, es así de raro. — la chica asiente y nuevamente comienza una partida.

—Me llamo Maxine...

—Max. Así suena más cool. — interrumpo llamando su atención, ella me sonríe de lado.

—Es lo que siempre digo. — sonrío de igual manera al notar que sus hombros parecen librarse de la tensión que tenían encima. — ¿Tú eres... Charlotte? —asiento cuando señala el pin con mi nombre que llevo atorado a la camiseta del arcade. — Lottie suena mejor.

—Es lo que siempre digo, Max. — la observo ganar una vez más, claro, gana una puntuación todavía más alta. — No eres de por aquí, ¿cierto?

—No realmente ¿Cómo supiste?

—No es un pueblo muy grande, además, conozco la cara de cada una de las personas que vienen a este lugar. — aseguro caminando hacia la máquina de malteadas, Max me sigue por detrás. Me sonríe en cuanto le tiendo una malteada —Yo invito. Es la primera vez que te veo por aquí. ¿Tennessee? ¿Nuevo México?

—Gracias. Lottie. — murmura tomando la malteada. —California, en realidad.

—Vaya cambio...

—Lo sé... Por lo menos parece que no todos por aquí son idiotas. — le sonrío de lado bebiendo de la malteada que preparé para mi.

El estruendo de la puerta abriéndose bruscamente nos hace desviar la mirada a ambas, escucho a Max maldecir por lo bajo en cuanto un chico rubio y alto cruza la puerta. Su mirada recorre el lugar con agresividad, parece enfadado en cuanto se topa con nosotras, específicamente en Max. Camina  quedándose a tan solo un par de pasos de distancia.

— ¿No fui lo suficientemente claro al decir que te quería afuera a las 9?

—Billy, yo...

—Creo que fui jodidamente claro, Maxine. — reacciono en cuanto el tal Billy toma del brazo a Max de manera brusca, haciendo que su malteada termine en el suelo. La tomo del otro brazo y la jalo hacia a mí sin ser brusca, no pretendía tener el mismo comportamiento idiota.

Soy consciente de todos los pares de ojos que están encima nuestro, pues claro, este idiota viene con todas las ganas de armar una escena.

—¡Oye, oye! Calma amigo, no sé quién carajos seas, pero no tienes que...

El rubio me mira de manera burlona y con el mentón en alto, claramente mi acción pareció molestarle más.

—Soy el maldito hermanastro de esta niña. — hace un intento de tomar a Max nuevamente, pero esta vez me coloco frente a ella, ganándome esta vez una mirada fulminante. — Y si no la sueltas y dejas que venga conmigo, voy a olvidarme de que eres una jodida chica y te voy a...

—¡Billy! ¡Déjala en paz! — Max salta en mi defensa, frunce el ceño hacia el chico aunque parece temblar levemente. — Solo vámonos de aquí.

—Estoy de buen humor, esta vez la dejaré pasar, a ambas. — recalca señalando a cada una, antes de jalar a Max de una manera menos brusca. Entrecierro mis ojos hacia él. — La próxima vez no seré nada blando, niña. Vámonos, Maxine.

Max me da una mirada de reojo y puedo leer un "Lo siento" en sus labios. Niego con la cabeza restándole importancia mientras los observo caminar hasta la salida

—Es Max, idiota. — corrijo llamando la atención del chico, este me sonríe sarcásticamente y sale del lugar no sin antes sacarme el dedo de en medio.

Observo el suelo lleno de líquido y hielo rojizo, suelto un bufido con molestia.

—Definitivamente has ganado a tu primer enemigo, estúpido rubio. 


¡Hola chicxs!

Hace un montón que no escribia absolutamente nada, pero, despues de ver todas las temporadas de Stranger Things y enamorarme por completo de esta serie, dije ¿Por qué no escribir una fanfic sobre ello? Por ahora quedará como propuesta, pero realmente tengo muchisimas ideas para este nuevo proyecto y espero que les guste.

Espero que este nuevo personaje, su historia, su relación con los chicos y sus deciciones sea de su agrado, un pequeño spoiler que les puedo dar: habrá mucho drama, romance y lagrimas.

En fin, muchas gracias por leer y votar, esperen las actualizaciones.

All the love xoxo


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