09 (TERCERA PARTE)

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REPLAY | ACT 1 | 09 (TERCERA PARTE)

Billy decidió traernos a este no tan agradable lugar, la comida era rica, lo había descubierto después de probar una gran hamburguesa y una malteada de fresa que cabe recalcar, él me había obligado a comer, pero ahora, después de haber comido, nos encontrábamos en total silencio. Totalmente gratificante el no discutir por un día, pero realmente incomodo el no encontrar tema de conversación y tener la mirada seria del rubio sobre mí.

Me aclaro la garganta evidentemente incomoda y observo la servilleta que me había dedicado a garabatear durante el rato de silencio. Frunzo un poco el ceño al notar los trazos sobre ella, y por alguna rara razón, decido que es mejor guardarla en uno de los bolsillos de la chaqueta de Billy.

—Así que... la hamburguesa estaba buena. — menciono entre dientes. Billy levanta una ceja en mi dirección pero no dice nada. — La malteada no tanto, estaba demasiado... Carajo William, ¿vas a seguir viéndome así, sin siquiera hablar? — me interrumpo en una queja cuando se inclina sobre la mesa, recargándose ambos brazos la misma y por ende, acercándose a mí.

La queja era esa misma, el que no soltase ninguna palabra porque tenerlo cerca extrañamente no me parecía molesto. Menos cuando lucia realmente atractivo con su camiseta blanca a la cual había decidido desabotonar los primeros botones, mostrando su pecho, y arremangar hasta los codos. Debo confesar que el autocontrol que tuve para no quedarme mirándolo como idiota fue grande y aun así casi se va al carajo.

— ¿Te pongo nerviosa, Charlotte? — se burla antes de dar un trago a su soda.

—Claro, en tus sueños, idiota. —. Como si fuese a aceptarlo y subirle el ego.

Entrecierra los ojos en mi dirección, mientras una sonrisa de picardía ocupa sus labios. — No creo que quieras saber el tipo de sueños que tengo contigo, Charlotte.

—No se puede hablar bien contigo. —Ruedo los ojos y hago el ademan de levantarme, haciendo que su sonrisa desaparezca.

— ¡Hey! ¿Qué mierda haces? — lo escucho gruñir cuando ya estoy a unos pasos lejos de él. Volteo a verlo con una mueca de obviedad.

— ¿Qué parece que hago? Me voy al carajo, William. Esto es jodidamente incómodo.

Su cara cambia de un segundo a otro, haciéndome saber que ahora se encuentra molesto e incluso ofendido. Lo observo sacar un par de billetes y dejarlos bruscamente en la mesa, haciéndome saltar en mi lugar debido al estruendo que su acción logra producir.

Sin decir absolutamente nada, pero con la respiración pesada, camina hacia mí a grandes zancadas y aunque me echo para atrás logra tomarme de la muñeca y sacarnos del lugar.

Me quejo durante el lapso en el que caminamos pero pasa completamente de mí hasta que decide que es buena idea lanzarme –prácticamente- a la puerta de su camaro, provocando que mi espalda baja choque con la misma y yo le dé una mirada de completa molestia ante el dolor que nace en la zona.

— ¡William! ¿Qué mierda te pasa?

— ¡No! ¿Qué mierda te pasa a ti, Charlotte? ¡Dímelo! — interrumpe con una palpable desesperación. Me encojo en mi lugar ante sus gritos, mirándolo sorprendida y sin entender

— ¡¿A mí?! — Me señalo con incredulidad — ¡No soy yo quien no deja de ser un idiota!

— ¡Me vuelves jodidamente loco! ¿No lo entiendes? — dice entre dientes antes de dar un fuerte golpe a mi lado.

— Genial. Ahora es mi maldita culpa — bramo con sarcasmo. —No debí aceptar venir contigo.

— ¡Pues puedes irte a la mierda!

REPLAY | STRANGER THINGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora