21:00.
La mansión quedó envuelta en un silencio profundo después de la visita de Angelique Baker, una pausa que dividió la casa en dos mundos contrastantes
Por una parte, los niños descansaban en su habitación, acurrucados y abrazados a los pies de Madeleine, la castaña empleada que intentaba calmarlos con su canto melodioso.
Mientras tanto, en la cocina, Suguru y Satoru se encontraban sentados, compartiendo un momento de calma y reflexión con un poco de vino blanco.
— No me importa si mis hijos me odian, debo desposarla para que la anciana no me los arrebate— declaró Satoru, dando un sorbo de su copa, su tono cargado de resignación.
Suguru lo observará con detenimiento antes de exhalar un largo suspiro. Había estado deseando expresar lo que tenía en mente desde hacía tiempo: iniciar a su amigo a reconsiderar su decisión, a mirar más allá de las apariencias. Sabía que tenía a una mujer amorosa y bella justo frente a él, una que sus hijos adoraban, y estaba seguro de que sus propios sentimientos por ella estaban ocultos bajo la superficie
—¿Has mirado bien a tu alrededor? Es decir ¿Por qué la señorita Baker exactamente?— inquirió, fijando una mirada penetrante en su amigo.
—Es es preciosa, Suguru. El nombre lo dice todo, es como un Ángel— respondió Satoru con un suspiro. Aunque en realidad no le importaba tanto la impresionante apariencia de Angelique, simplemente quería complacer a su abuela para evitar que le arrebatara a sus hijos.
Suguru rodó los ojos con desaprobación — Recuerda que la belleza no lo es todo —le recordó con firmeza
— Lo sé pero estoy seguro de que la anciana también quiere a alguien como ella, con clase y todo eso — murmuró Satoru, mientras se recargaba en la pequeña mesa de madera y pasaba las manos desesperadamente por su cabello
—Ella solo dijo que quería una madre para sus hijos, jamás te puso trabas — respondió Suguru con calma, acercándose lentamente a su amigo — ¿Por qué no miras mejor a tu alrededor? Puedes tener grandes oportunidades, oportunidades que estoy seguro que tus hijos aceptarían, solo mira bien frente a ti
El peliblanco dirigió su mirada hacia la ventana de la casa, sumido en sus pensamientos, cuando el sonido de las escaleras rompió el silencio. Madeleine apareció con una sonrisa radiante en su rostro, y Suguru no pudo evitar sonreír ante la coincidencia.
—¡Madeleine! — exclamó Satoru emocionado, levantándose de su asiento para tomar las manos de la joven— tu eres la solución, solo tu
El pelinegro comenzaría a brincar de felicidad, Suguru observaba la escena con una mezcla de sorpresa y esperanza. Parecía que Dios había escuchado sus súplicas; ahora solo faltaba que Satoru se declarara a Madeleine y todo estaría resuelto.
—Tu tienes que hacer que los niños quieran a Angelique— agregó Satoru con entusiasmo
Silencio y después un Suguru Geto tirándose en el piso de la cocina
—Carajo — exclamó Madeleine, apartándose de su jefe y corriendo hacia su amigo en el suelo — ¿estás bien? Todavía tienes los efectos de la caída del caballo
—No... Estoy bien, solo hay cosas que ya no me caen tan bien— respondió Suguru, aceptando la ayuda de la castaña para levantarse. Ambos comenzaron a reír, compartiendo un momento de alivio
Sin embargo, mientras reían, eran observados por los celosos ojos azules de Satoru.
—Disculpe señor — se dirigió Madeleine hacia él — ¿Qué era lo que tenía que decirme?

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𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑺𝒊𝒓...- 𝑮𝒐𝒋𝒐 𝒔𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖
FanfictionSi no consigue una esposa para que crie a sus hijos le quitaran el apoyo económico ¿Qué deberá hacer? portada: @__goji