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El sonido distante de la puerta resonó por toda la mansión, atrayendo la atención de Madeleine, quien rápidamente se encaminó hacia la entrada. El inconfundible aroma a perfume caro y el clic de los tacones sobre el mármol anunciaron la llegada de Angelique Baker.

—Hola criada — Angelique le entregó su sombrero, su chal y sus maletas con un gesto de desdén — ¿Dónde está Satoru?

Madeleine recibió las pertenencias de la señorita con diligencia, tratando de ocultar su incomodidad— El señor está en una reunión por el momento— respondió con cortesía, esperando que la explicación fuera suficiente para calmar los ánimos de la recién llegada.

—Pues dile que ya estoy aquí — la rubia esbozó una sonrisa arrogante — no creo que quiera hacerme esperar

—Es que es una reunión con uno de sus primos — Madeleine intentó dar una justificación que dejara claro que el señor no podía atenderla de inmediato

La expresión de Angelique se endureció un poco, pero asintió con resignación y se acomodó en el costoso sofá de pluma de ganso— De acuerdo, pero entonces prepárame un té

—Si señora — la castaña camino con velocidad hacia la cocina, sabía que debía acostumbrarse a eso

Mientras tanto, Nobara, la niña curiosa de la casa, se acercó a la rubia con una sonrisa traviesa — Hola

Angelique la miró con indiferencia, apenas dignándose a responder — Hola

—Tu vestido se ve un poco sucio — continuó Nobara con inocencia

—No sé de qué hablas mocosa — volvió a ignorarla

—Creo que necesitas una lavada — sonrió con inocencia — Toge y Yuuji pueden ayudarte con eso

Los dos niños, Toge y Yuuji, aparecieron con dos cubos de agua, entre risas traviesas. Sin pensarlo dos veces, arrojaron el agua directamente sobre Angelique, empapándola por completo antes de salir corriendo de regreso a su habitación, llevando a Nobara de la mano.

El momento pasó rápido y Angelique se quedó allí, empapada y atónita, mientras el eco de las risas infantiles aún resonaba en la mansión.


Madeleine, con preocupación evidente en sus ojos, regresaba de la cocina con la taza de té solicitada por Angelique. Sin embargo, al llegar a la sala, se encontró con una escena inesperada: la rubia estaba empapada y parecía tener dificultades para sostenerse en pie debido al peso extra del vestido mojado

— Aquí tiene.... ¡¿Señorita que paso?!—  Madeleine dejó la bandeja en la mesa y corrió a ayudar a Angelique, sosteniéndola con firmeza para evitar que se tambaleara

—Madeleine esos niños — Angelique trató de enderezarse, apartándose el cabello mojado de la frente — esos niños son un poco juguetones

—¿Angelique? ¿Madeleine? ¡¿Qué pasó aquí?! — Satoru salió corriendo de la habitación con Kento detrás de él, alarmado por el alboroto

La escena que presenciaron era algo cómica en realidad: la rubia apoyándose de la castaña con todas sus fuerzas,  parecía un gato mojado.

—Tus pequeños son encantadores —Angelique habló con sarcasmo, mientras trataba de mantener el equilibrio

—Yo hacía esas bromas a su edad, de hecho yo le enseñe y todo eso— Satoru hablaba con orgullo, sin darse cuenta del sarcasmo en las palabras de la rubia

Kento entró en acción para rescatar a la rubia y a Madeleine, cargando entre sus brazos a Angelique y llevándola al baño para que pudiera deshacerse de esa ropa mojada y ponerse algo seco

𝑫𝒆𝒂𝒓 𝑺𝒊𝒓...- 𝑮𝒐𝒋𝒐 𝒔𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora