Susto

623 25 0
                                    

Un fuerte olor inundo sus fosas nasales hasta llegar a su cerebro y causarle un molesto dolor de cabeza, movió varias veces las ojos antes de abrirlo y que la luz de la habitación lo cegara, se fijó en el techo y noto que no estaba precisamente en su habitación, trato de incorporarse pero el dolor otra vez lo atacó.


- ¡Jorge! - grito Caitlin corriendo hacia él y abrazándolo - ¡Me has dado un gran susto!


- ¿Qué paso? - pregunto confundido tocando con sus dedos una pequeña venda a un costado de su frente.


-Te desmayaste y te golpeaste con una silla que estaba cerca - le dijo Caitlin apartándose de él y bajando la mirada recordando el por qué de su desmayo.


- Dime que no es cierto Caitlin - le rogó él con un nudo en la garganta y un vacío en su estómago, aunque muy en el fondo sentía como su estómago se tensaba de felicidad al pensar que él podría ser padre, pero no debía adelantarse a los hechos - ¡Caitlin respóndeme! - grito, siendo esclavo de la ansiedad y la intriga que corrían por las venas de todo su cuerpo y su corazón que latía al mismo ritmo.


- Sí es cierto, Martina está embarazada.


- ¿Por qué rayos no me dijiste? - grito confundido ahora por la raba levantándose con brusquedad de la camilla.


- Martina me hizo jurarle que no le diría a nadie.


- ¿Pero yo Caitlin? ¡Yo soy el padre de esa criatura! ¿Cómo rayos has podido?


- ¡Ya se Jorge; sé que lo eres! Pero no iba a romper un juramento. Ella pensaba que no te importaría.


- ¿Qué no me importaría? ¡Por Dios Caitlin! Voy a ser padre ¡Por supuesto que me tiene que importar! ¿O qué? ¿Después cuando el niño estuviera grande me lo sacaría en cara? ¿Eso pretendía ella? - su mirada era sombría y oculta, y, por primera vez Caitlin tenía miedo de Jorge.


- ¡Eso era precisamente lo que Martina queria evitar! Que pensaras que ella se embarazó de ti apropósito para aprovecharse de tu dinero. Por eso me pidió que no te dijera nada, no quería que te avergonzaras de tener un hijo que seguramente no quisieras - los tímpanos de Jorge casi explotan al escucharla decir semejante estupidez.


- No puedo creer que le hayas consentido eso Caitlin.


- Entiéndela Jorge.


- No puedo aceptarlo Caitlin ¿De verdad pensaba todo eso de mí? - preguntó desperezando su rostro con su mano angustiado y ansioso.


- Tenía sus razones Jorge - exclamo furiosa Caitlin.


- ¿Razones? - Espetó incrédulo - No existe una sola razón para ocultarme una noticia de esta magnitud Caitlin - tensó su mandíbula.


- ¿No? ¿Te parece poco llamarla ladrona por influencia de la rubia estúpida esa? - Él iba a hablar, más Caitlin no se lo permitió - No te atrevas a defenderla porque te vuelo los sesos Jorge.


- Me perdí los primeros síntomas de su embarazo - él estaba sentado en el sofá de la habitación de aquel hospital, en el que también estaba la mujer que llevaba a su hijo en su vientre; cualquiera que lo viera no dudaría en afirmar que él se desvive por ella. Caitlin se acerco a él y le acarició el hombro.


- No querrías verla así, ha estado insoportable - le sonrió ella.


- ¿Más? - pregunto él.


- Más de lo que te imaginas; con decirte que en vez de engordar por el bebé, lo hará por todos los antojos que se ha comido - él por un momento se imagino a Martina teniendo antojos como loca y con lo irritable que se pone cuando no consigue en lo que quiere aún más en estado, enojona, llorona, feliz, triste, sentimental, con las hormonas revoloteando a millón, siendo caprichosa, se imaginaba a Martina de distintas maneras y todas les encantó.


- Lo siento, creo que esto debe decírtelo ella y no yo, creo que estás cansado de escuchar cosas de mujeres - él se alarmó y la miró.


- No, no, sigue - le interesaba saber más de ella y de... su hijo - ¿Ha llorado?


- Como no te imaginas. En una ocasión nos pusimos a ver Titanic y lloró como loca.


- ¿Qué tiene de malo? Todos lloran al ver Titanic. Incluso el ninfómana de Ryan, pero no se lo digas me castraría si se entera - y Jorge vio un brillo en los ojos de Caitlin al nombrarlo.


- ¿Tres días seguidos? ¿Con una taza de helado por día? - Caitlin alzó la ceja. Está bien, sí, era mucho.


- Me la imagino comiendo todo ese helado y dramática por la muerte de Jack - rió por primera vez en toda la noche.


- Jorge - lo llamo Caitlin y la miro preguntándose el por qué el cambio de la tonalidad en su voz - Tengo que pedirte algo - él entendió que era serio y asintió escuchándola - Si quieres ves a Martina todo el tiempo que esté sedada pero si llega a despertar debes irte.


- ¡¿Qué?! - pregunto exaltado, levantándose de un brinco, no entendiendo el por qué de la petición de Caitlin.


- Sí, Jorge. En cuanto despierte deberás irte - Caitlin bajo la mirada confirmándole que no era una broma lo que decía, que definitivamente iba enserio.

¿El Orgullo O El Amor? (Jortini) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora