Loco

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Había querido que ella despertara pero no esperaba que ella escuchase todo lo que él había dicho, no se arrepentía de lo que sentía, por supuesto que no, pero no sabría enfrentar si en algún momento ella lo rechazara, y era un miedo normal, era la primera vez en mucho tiempo que se enamoraba de verdad y el miedo al rechazo era la barrera que impedía besarla y abrazarla en ese mismo instante. Mientras la habitación se mantenía silenciosa y con tres pares de ojos posados en él, él solo le atinaba a mirar al suelo tragando grueso. Tal vez ella esperaba que él fuera corriendo a abrazarla con todas sus fuerzas pero por alguna razón sus pies estaban clavados en el suelo, y no podía mover un músculo de su lugar. Tomo la decisión de darse vuelta y camino varios pasos a la puerta.


- Debo irme - susurró más para sí mismo que para aquellos que estaban en esa habitación, abrió la puerta y salió silenciosamente, sin dejar rastro de su presencia más que su rostro pálido en la memoria de ellos.


- Está cansado. Debes entenderlo - excusó Ryan, disculpándose por Jorge, más que nadie él sabía que para Jorge no era fácil manejar ese tema, y más en el estado de ella. Martina Sólo pudo asentir sin decir una palabra, el nudo en su garganta la dejaba, apenas, respirar; el nerviosismo de su mano daba muestra que le había afectado que Jorge ni siquiera se tomara la molestia de mirarla pero no podía esperar mucho de él, tal vez seguiría siendo el mismo frío y desalmado Jorge Blanco que se encontró en la tienda ese día que lo conoció. El mismo que la beso a la fuerza y ella por tonta le siguió el beso sin impedírselo, el mismo que la trato como una ladrona en frente del personal de la tienda y que se canso de pisotearla, tal vez ese Jorge era el mismo que había salido por esa puerta sin importarle ella.



Sentado en una banca donde por el pasillo no pasaba ni un alma, estaba cabizbaja Jorge, ni siquiera sabía como sentirse ante aquella situación, debía estar contento porque ella haya despertado y lo estaba pero eso significaría que no podía decirle cuanto la amaba mientras estaba inconsciente y estaría acumulando cada emoción en su interior por lo que era difícil últimamente. El sonido de un celular lo saco de su mente, maldijo el momento en que decidió encenderlo, teniendo treinta y dos mensajes sin leer y veintisiete más que leyó pero sin prestar atención y con treinta y cinco llamadas perdidas de números diferentes no fue más importante que Martina Y jamás lo sería. Contesto sin ver quién era y oyó una voz grave del otro lado, últimamente no le importaba quien llamara.


- Señor Blanco le tengo noticias - dijo la voz - He investigando sobre el señor Wesley. En este momento le estoy enviando todos los datos personales de éste a su correo - eso lo relajó y el Jorge Blanco que todos conocían como metódico y cortante salió a flote, él agradeció y cortó la llamada, se dirigió a la puerta y salió del hospital con una ira malévola que ardía dentro de él, la sed de venganza lo atacó y él, ni corto ni perezoso, dejó ser.


Revisó su correo y leyó la dirección, estaba en un circuito de varias residencias y con una sola entrada vehicular, será pan comido, ahora sufriría el doble, no solo por Martina sino por la vida de su hijo.


Estaba tan obsesionado con llegar que manejaba casi a cien kilómetros por hora y ni pendiente que lo estaban siguiendo, se estaciono en frente de un edificio que se imponía ante él y se dirigió al guardia de seguridad que estaba en la entrada, leyó de nuevo todos los datos personales que tenía en su correo y se fijo en el nombre en donde Brandon había estudiado la secundaria, tenía que encontrar la manera de entrar y darle su merecido, pero si demostraba la rabia que lo invadía el guardia sospecharía de él y no lograría su cometido.


- Buenos días - saludo el vigilante - ¿Qué desea? - pregunto.


- Busco al señor Wesley - soltó con una amabilidad disfrazada - Soy el señor Blanco dígale que soy un viejo amigo suyo - el vigilante marco el número del intercomunicador y se escuchó la voz del hombre, su estomago se revolvió luego de lo que le haría no sonaría a tan voz de hombre.


- ¿Diga? - dijo Wesley.


- Aquí hay un hombre que dice ser un viejo amigo suyo y quiere verlo - dijo el vigilante.


- ¿Viejo amigo? ¿Quién es? - antes de que el vigilante lo anunciara como señor Blanco, Jorge se adelanto.


- Claro que sí amigo ¿No te acuerdas de mí? Soy Jorge el de la secundaria Hamilton - un mal sabor de boca le dejo a Jorge esas palabras tan cargadas de ira pero enmascaradas de sensatez - ¿Te has olvidado de mí? - preguntó haciéndose le ofendido, si, incluso, debía actuar como una nenita lo haría. Brandon al ver que nombraba su secundaria pensó que tal vez era verdad.


- Dígale que pase - dijo Brandon luego de unos segundos, el sonido de una puerta abriéndose se escuchó, Jorge sonrió, dentro de pocos segundos lo haría papilla, sin pensárselo.


Subió los pisos que el vigilante le indicó y encontró el número de la puerta que estaba buscando, pensó que tal vez planearía como hacerlo sufrir pero inmediatamente supo que espontáneo era mejor, le daría paso a la ira y lo azotaría a más no poder. Toco la puerta y unos segundos después un hombre de un metro noventa y uno salió, era de su misma estatura pero no le movió ni un solo pelo, antes de que Brandon dijera algo, Jorge hizo desaparecer esa sádica sonrisa de un golpe en la sien hasta dejarlo en el suelo, él tardo en levantarse, Jorge lo dejo hacerlo para darle tiempo y golpearlo una vez más.


- ¡Eso es para que te pongas con alguien de tu tamaño! - Brandon se levanto del suelo después del segundo golpe y Jorge no le dio tiempo de que saliese como una niña corriendo. Entro en el apartamento y le dio un golpe en el estomago - ¡Vamos, levántate! ¡Pelea como un hombre! Aunque dudo que lo seas. Le has hecho daño a Martina y me las vas a pagar. Después de ponerte con una mujer y más aún estando embarazada te mereces que te deje inválido y como un regalo de mi parte castrado - le escupió Jorge viendo como trataba de levantarse del suelo. Trato de golpear a Jorge y se lo devolvió doble, dos golpes le enfundó Jorge en la cara, la mejilla de Brandon sangraba y su ojo estaba hinchado, Jorge, confiado no previno el golpe que le dejo Brandon en el labio y que hizo que le sangrara como una cascada, Jorge lo empujo y le dio un golpe en el ojo izquierdo y le dio un puño en el estómago haciéndolo caer, si no se detenía acabaría matándolo y no tenía la mínima intención de detenerse.


- Te juro que no sabía que estaba embarazada - apenas pudo decir, Jorge se burló en su cara.


- ¿Ah no? ¿Entonces por qué le lanzaste el auto justamente en su estómago? - Brandon se quedo callado tratando de recuperar el aliento y evitando esa pregunta, era obvio que lo sabía a la perfección - Debí suponerlo. Un hombre como tú no merece ni tener hijos - soltó, ahora valoraba más la vida de su hijo que cualquier otro ser humano aparte de Martina. Jorge le dio una patada más a su estomago y estaba dispuesto a darle otra pero una fuerte mano lo detuvo.


- ¿Te has vuelto loco? - Gritó esa voz, se volvió hacia esta y vio a Ryan con el ceño fruncido - Lo has podido matar - Ryan lo tomo del brazo y lo alejo un poco, temía que Jorge sacara fuerzas de cualquier lugar y se le aventaría nuevamente a golpearlo.


- Eso intentaba hacer - Jorge le dio una última mirada de desprecio a Brandon y salió del apartamento con Ryan pisándole los talones.


- ¿Por qué no vas y arreglas otros asuntos? - le pregunto Ryan enfadado caminando por los pasillo. Jorge lo miro frunciendo el seño confundido por su notorio sarcasmo, y Ryan entendió su mirada interrogativa -Martina no quiere saber más nada de ti - dijo Ryan y un balde de agua helada con cubitos de hielo, emocionalmente, le cayó encima.

¿El Orgullo O El Amor? (Jortini) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora