Convencer al oficial de seguridad no fue nada fácil, casi recurre a la opción del soborno, y eso que nunca ni siquiera lo había pensado ya que todo lo que quería llegaba en un chasquido de dedos pero al nombrar que su esposa estaba embarazada y convaleciente al parecer ablandó el gran carácter del oficial, no le mintió en decirle que era su esposa solo adelantó los hechos, tan simple como eso. Le prometió al abogado que iría a su casa se daría un baño y que al día siguiente iría a ver a Martina, solo al día siguiente, subió las escaleras dispuesto a ir a su habitación, pero la consiguió entreabierta, sus ojos se ensancharon al pensar en la posibilidad de que alguien había entrado en su casa, preparado para lo que consiguiese entró en la habitación y definitivamente se había preparado para conseguirse con una habitación desordenada con colchones al revés, mesa de noche rotas y ventanas abiertas todo a causa de un robo o algo parecido pero no lo estaba para encontrar a su futura esposa recostada en su cama con una mano en la cabeza y otra mano en su vientre un poco abultado.
Se acercó a paso lento y tropezó con los zapatos de ella cayendo torpemente al suelo en un brutal sonido despertándola.
- Siento estar aquí es que Ryan y Caitlin me dijeron que tenía que estar aquí...
- Yo les pedí eso - la cortó, ella no podía mirarlo a los ojos causando que él se acercara más a ella - Debías estar aquí - sin evitarlo ella frunció el seño y lo miró.
- ¿Porqué? - él se acercó y se sentó a un lado de la cama donde estaba ella aún acostada.
- Brandon sabe cada paso que das. Podría hacerte daño - un temor hizo que Martina lo mirara intensamente agrandando los ojos, unos segundos después vio como sus ojos se ponían vidriosos por las lagrimas que derramaría - No tengas miedo, yo estaré aquí - susurró pero eso hizo que ella no pudiera evitar llorar. Él no podía verla llorando. De inmediato la estrechó entre sus brazos, escuchó como su llanto aumentaba y su corazón se estrujó - Por favor no llores - ¿No se le pudo ocurrir algo mejor? ¿>>Por favor no llores<<? Menudo tonto era.
Se separó de ella y pasó su pulgar por una de sus mejillas suaves y rojizas.
- Le hará daño al bebé y eso no es bueno - ella bajó la mirada y asintió mientras las lágrimas seguían rodando por sus mejillas. Él la estrechó de nuevo, ella estaba extremadamente sensible y debía entenderla - ¿Estás bien? - le preguntó él. Ella solo asintió.
- Di algo por favor me tienes muerto de miedo - ella rió y eso provocó que el sonriera, adoraba verla reír, cada segundo que la admiraba se daba cuenta que la amaba más que a nada, y eso de alguna manera lo asustó.
- ¿Cómo fue tu estancia en la cárcel?
- Oh genial, estupenda. El servicio de comida a las habitaciones es un poco decaído pero fuera de eso, todo bien. Moriría por ir de nuevo - ella rió por el sarcasmo que utilizó mientras él se debatía en si debía decirle que Brandon estaba allá, era necesario si quería que cuando detuvieran a Brandon testificaría en contra de él - Debo decirte algo - tomó las manos de ella y su corazón se aceleró al igual que su respiración - Brandon fue a la cárcel en donde yo estaba y me amenazó.
- Ángeles y querubines - se sorprendió ella llevándose una mano a la boca - ¿Estás bien? - le preguntó mientras pasaba su mano por su rostro, hombros, pecho y estomago verificando que no tuviera ningún daño.
- Sí, estoy bien - no debía decirle que Brandon sabía hasta cuantas veces inhalaba y exhalaba aire, conociéndola a la perfección le pondría los nervios de punta y no la haría pasar por un susto tan grande, no a ella - Solo no quiero que salgas de aquí sola ¿Me entiendes? Si vas a salir tienes que avisarme a mí, a Ryan o Caitlin, y al Jefe de Seguridad. Por favor Martina no seas testaruda y haz caso por una vez. Para ambos no es un secreto que Brandon esta desquiciado.
- Oh Dios mío - ella se lanzó a abrazarlo y él suspiró, no se cansaría jamás de que ella lo abrazara.
- No tienes que preocuparte por nada - susurró él, ella se separó y miro esos ojos mieles que tanto amaba, un brillo en ellos le encantó, y sonrió, veía como él se acercaba ansiando tanto que la besara que no pudo negarse. A tan solo unos milímetros de que la besara sonó el teléfono de él, él resopló y ella se sonrojó al saber lo que estaba a punto de pasar.
- ¿Qué pasa Ryan? - contestó con fastidio el teléfono, Ryan dijo un par de cosas y él ensanchó los ojos y de inmediato colgó.
- ¿Qué pasa? - se asustó Martina.
- Nada es solo que... - su coeficiente intelectual le estaba fallando esos momentos, necesitaba pensar rápidamente una excusa para no decirle la verdad a Martina - Ryan habló con mi abogado para terminar de tramitar unos papeles.
- ¿Por qué te sorprendiste? - Le interrogó incrédula
- Porque esperaba que los papeles se dieran tal y como lo planeé. Ya vuelvo - vio como Jorge bajaba las escaleras y se dirigía a su despacho. Él, dejando la puerta entre abierta inconscientemente, tomó el teléfono de mesa que estaba allí y marcó unos números - ¿Ryan? Dime exactamente lo que pasa.
Martina debía saber por qué Jorge se había alarmado tanto si tan solo eran unos papeles, era evidente que él le ocultaba algo y se sentía estúpida totalmente, que él no tuviera la suficiente confianza le demostraba que en verdad él no la amaba.
Sin pensarlo dos veces tomó el teléfono de la cocina y subió a la habitación de él y cerró la puerta, sin hacer ningún ruido puso el auricular en su oreja y escuchó lo que Jorge hablaba con Ryan.
- Debemos evitar que cometa alguna locura. Ha estado acosando a Caitlin para que le diga su paradero y está aterrada.
- ¿Por qué no sales del país?
- No te hagas el superman conmigo Jorge. Sabes que no te dejaré con el peso del problema solo a ti, además Caitlin se regresaría apenas aterrizara en otro lugar, daría la vida por ella.
- Menuda testaruda.
- ¿Se lo has dicho? - Martina estaba aterrada ¡¿Decir qué?!
- No y tampoco se lo diré.
- Sabes que se enterará de alguna u otra forma.
- Si pero para entonces ya estaré cortándole los testículos al malnacido ese.
- ¡Blanco! - Gritó Ryan - Debes decírselo inmediatamente si no quieres que la tome desprevenida, no la cuidarás todo el tiempo y puede aprovecharse.
- ¡¿Te has vuelto loco, Butler?! ¡¿Cómo crees podría decirle eso?! ¡¿Cómo crees que podría decirle que el maldito de Brandon quiere acabar con su vida y con la de mi hijo?! - dijo él y solo bastó eso para que Martina corriera al baño y vomitara.
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¿El Orgullo O El Amor? (Jortini) Terminada
Teen FictionNueva novela chicas espero les guste.