Que Haces Aqui

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Que Martina estuviera enojado con él lo podía tolerar pero que no quisiera saber nada de él fue un golpe bajo, aún sorprendido siguió caminando como si no le importara, que estuviera enamorado no quería decir que se pondría a llorar como una nenita en frente de su mejor amigo, era el mismo Jorge Blanco solo ahora que amando a una mujer que lo odiaba, su vida no podría estar mejor. Le entraron ganas de volver a golpear a Brandon, tenía que desquitar su ira y quien mejor que el que provocó todo, pero Ryan estaba a su lado no lo dejaría.



- ¿No dirás nada? - le pregunto Ryan en medio del silencio. Jorge estaba con la llave puesta en el cerrojo de la puerta del auto y aún no abría la puerta, miro a Ryan quien mantenía la mirada firme.


- ¿Esperabas algo? - se notó la frialdad en su voz.


- Viejo, tu mujer está llorando por ti en el hospital.


- No es mi mujer - le dolió más que nada decirlo en voz alta, si solo con pensarlo le causaba escalofríos fue una daga decirlo en voz alta. Ryan lo tomó por los hombros.


- Claro que lo es porque ¿Adivina qué? Ella es la madre de tu hijo y la mujer a la que amas. Y no me vayas a decir que no porque soy capaz de golpearte aquí mismo hasta que confieses la verdad - Jorge sabia que él era capaz de eso pero también sabía que admitir que estaba enamorado era difícil. Reconocer que amaba a aquella mujer que tenía a su hijo en el vientre solo lo había hecho en su mente y aún así le costó más de lo que pudo imaginarse.


- Que haya estado preocupado por ella no quiere decir que este enamorado. Además está embarazada es normal que me preocupe por la mujer que está embarazada de mí ¿Qué hay de especial en eso?


- Oh, discúlpeme Señor Todopoderoso. No sabía que usted podía tomar justicia por su propia mano. Iré a rezar tres ave maría, para que me pueda perdonar. Por favor Jorge no seas estúpido y no me trates a mí como uno. Venga, se hombre y admite que la amas y no porque este embarazada de ti, eso solo es la coronilla de vuestro amor.


- ¿Te habéis vuelto loco? Tal vez es bueno que vayas a rezar esos tres ave maría, te hacen falta.


- Bien, me rindo - Jorge no le creyó, él nunca se retiraría así por así - Pero cuando Martina se canse de esperarte sufrirás de verdad - Ryan camino a su auto y se marchó. Eso no lo soportaría, pero jamás se había doblegado a una mujer y darse cuenta que la amaba así de repente no ayudaba a enfrentar sus sentimientos. Pero por algo golpeo a Brandon y no fue solo porque la haya atropellado, todo tenía un trasfondo y eso lo estremeció, tal vez, muy en su interior, podría estar celoso de que él la había podido tocar cuanto quisiese y él apenas pudo estar con ella una sola vez y sin embargo, salió enfadado. El hecho de que Martina pudiera seguir sintiendo algo por Wesley lo ahogo en llanto dentro del auto, se estacionó a un lado de la acera y apoyo su frente en el volante. ¿Qué haría?

¿Qué debía hacer? No podría sobrevivir con la idea de que él estuviera con ella muchas veces y que esas mismas veces estuviera imaginándose a Brandon en vez de a él, y más si tenían a un hijo en común, el primero de ella y el primero de él. Tal vez estaría con él solo por el niño y lo último que quería por parte de ella era su lástima. Decidió volver al hospital, no hacía mucho se había ido de allí y quería volver a verla, solo eso; esperando que estuviera dormida se adentro en el hospital y se acercó a la habitación de ella. Abrió la puerta y se encontró con su alivio, Martina estaba dormida, tenía un libro sobre su estomago, cuidadosamente se acercó a ella y vio sus rasgos relajados y su expresión simple, estaba claro que estaba enamorado de ella, solo estando así podía pensar que ella, pálida, despeinada, con ojeras debajo de sus ojos y sin maquillaje le podría parecer la mujer mas bella que había sobre la faz de la tierra. Tomo el libro en sus manos y leyó el título 'Como mantener una buena relación con tu bebé durante el embarazo' Comenzó a reír silenciosamente, se mordió el labio inferior, tenía ganas de llorar, las emociones lo embargaron y no sabía qué hacer, podía llorar podía reír, podía hacer ambas cosas. Deseaba tanto que su barriga creciera rápidamente no importaba si tenía que complacer todos sus antojos y caprichos o si tenía que soportar su mal humor todo el tiempo, deseaba verla junto a él. Él estaba de espalda, estaba a punto de leer el libro pero fu interrumpido.


- ¿Qué haces aquí? - sus voz sonó áspera pero eso no le impidió a Jorge reconocerla. Martina se había despertado y, desgraciadamente, no podía posponer el tiempo para hablar las cosas con ella. Aunque eso incluiría el confesarle que la amaba.


¿El Orgullo O El Amor? (Jortini) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora