capítulo 5

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Fue un día demasiado ajetreado pero a la vez emocionante, en cada clase surgía una nueva conversación con el príncipe Minho, era un chico agradable y amable, con un sentido del humor un tanto raro pero que encantaba.

Lo presentó a algunos de sus amigos como Changbin y Jeongin siendo este último un marqués, pero no pudo ver a su pequeño novio en todo el día y eso le preocupó, más se prometió a si mismo buscarlo en cuanto la Luna este en lo alto y los estudiantes ya
por fin estuvieran descansando.

Pero por el momento se permitió gozar de la nueva compañía y de los divertidos momentos que este le brindaba.

Llegada la noche caminó en silencio por los pasillos hasta la habitación de su novio, tenía que tener cuidado, porque si alguna duquesa o algún vigilante lo veía caminar de noche por el lugar tendría serios problemas con dirección y un castigo que no quería cumplir.

Fue lo más silencioso que pudo y al llegar al lugar tocó dos veces la puerta, del otro lado demoraron unos segundos hasta que la puerta por fin se vio abierta.

—Bebé, no te vi en todo el di —un momento, ese no era Jisung, mierda.

—¿De qué hablas? Me viste todo el día y ¿bebé? —preguntó confundido la otra persona.

—Minho —dijo con los ojos exageradamente abiertos — ah, yo lo siento, no sabía que está era tu habitación, creo que me he confundido —respondió Bang y luego se volteo dispuesto a regresar por donde vino pero un tirón en su camisa lo hizo retroceder hasta entrar a la habitación y posterior a eso vio como está se cerró y como las luces se apagaron  —eh... Príncipe que pas‐ —pero fue cortado por una mano en su boca.

El pelirrojo pegó su oreja hacia la madera y por el umbral de la puerta logro ver la luz provenientes de una vela del guardia que ahora seguía su camino por todo el pasillo.

—Había un guardia afuera, ¿si sabes que recibirás un castigo por caminar por los pasillos durante la noche? —preguntó Minho una vez que quito su mano de la boca del mayor y fue a su cama en donde prendió una vela que se encontraba en su mesita de noche.

—Si lo sé, yo solo venía a ver... A ver a mi amigo —contestó Christopher con miedo y pena.

—¿Les dices bebé a todos tus amigos? —preguntó Minho con una sonrisa burlona.

—Si —contestó bajo casi sin conciencia —digo ¡NO! —corrigió el mayor con pánico ocasionando una risa en el menor.

—Esta bien, no te preocupes, no juzgo tus gustos, y supongo que venías a buscar al dueño anterior de esta habitación, ¿quieres sentarte? —preguntó mientras palmeaba a su costado.

El mayor con algo de duda se sentó en la cómoda cama a un lado del menor y lo miro, a la luz de la vela su cabello estaba algo rebelde y en sus ojos se podía ver el reflejo de la llama de aquel pequeño e inofensivo fuego.

La situación está de más decir que lo incomodaba, jamás había ingresado a los aposentos de su novio ya que este le decía que la habitación de un Príncipe tiende a ser un lugar sagrado.

—¿Lo cambiaron a otra habitación? —preguntó luego de unos segundos en silencio.

—Si, ahora está a cinco habitaciones de aquí, creo que estaba muy enojado —comentó el menor con una pequeña mueca.

—No lo dudo, él estaba muy emocionado con ser rey y estaba acostumbrado a los lujos —contestó el mayor sin pensarlo.

—Ya veo... Vas a ir donde él o... —intento decir el menor.

—Creo que lo veré mañana, no conozco mucho de ti así que ¿porque mejor no lo hacemos ahora? —sugirió Christopher aprovechando que ya estaba ahí.

—Claro, ¿que quieres saber? —propuso Minho.

—Bien, ¿cuántos años tienes? —preguntó el mayor aunque ya debería saber la respuesta.

—17 ¿y tú? —contestó el menor.

—18 —contestó Bang —¿color favorito?.

—Plateado —respondió sin dudarlo.

—El mío es el rojo —habló el mayor —¿animal favorito?

—¡Los perritos! —chillo el menor.

—Los míos igual, amo los cachorros, en mi familia tenemos uno, se llama Berry —informó.

—¿En serio!? Eso es increíble, ¿algún día me dejarías verlo? —preguntó el menor de manera emocionada.

—Claro, porque no —contestó Christopher —¿comida favorita?

—Mhm... Los dulces —contestó ganándose una risa del mayor.

—Eso no es una comida —respondió Bang.

—¿Porque no? La comida se come y los dulces se comen —contestó Minho con un puchero.

—Buen punto... Mi comida favorita son los pasteles —respondió Christopher aguantándose una risa cuando vio almenor con una ceja alzada y los brazos cruzados —¿qué? —preguntó con inocencia ganándose una risa del menor mientras rodaba los ojos.

—Nada, creo que es momento de que vayas a tu habitación, ya es tarde y mañana hay clases y además —dijo el menor mientras se acostaba bajo sus sábanas —tengo sueño —confesó con una pequeña sonrisa.

—Bien, buenas noches Minho —a paso lento el mayor se dirigió a la puerta de la habitación y antes de salir escuchó el pequeño "buenas noches Christopher" que le dedicó el menor con una voz adormilada.

Cuando por fin estuvo en su habitación cayó rendido a su cama, al tratar de llegar se había encontrado con un guardia y tuvo que arrastrarse por el suelo como un soldado con una flecha en la pierna para que éste no lo viera y lo llevara con la condesa a recibir su castigo por merodear por los pasillos a tal horas de la noche.

Antes de lograr caer en los brazos de Morfeo sonrió al recordar la carita dormida de su menor.

Yal por fin conseguir el plácido sueño rezó a todos los Dioses porque no lo despertarán porque se sentía tan tranquilo que no le molestaría quedarse así hasta la próxima guerra.


Yal por fin conseguir el plácido sueño rezó a todos los Dioses porque no lo despertarán porque se sentía tan tranquilo que no le molestaría quedarse así hasta la próxima guerra

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Apartir de hoy habrá capítulo diario, lamento la demora, pero aquí estamos ya c:

˖۪⸙P R I N C Eˊˎ - minchan ↴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora