capítulo 22

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Cuando Minho pensó que Christopher lo besaria como no lo había echo aquella tarde

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Cuando Minho pensó que Christopher lo besaria como no lo había echo aquella tarde... no creyó que así sería, el mayor había devorado sus labios como si no hubiese un mañana, las
manos en su cintura se aferraron a él y se negaron a soltarlo.

Minho se sentía perdido, extasiado en un placer desconocido que sin duda disfrutaba, fue empujado con lentitud hasta que su trasero chocó contra el filo del escritorio, Christopher fue rápido en botar al suelo las cosas sobre la superficie de madera con una sola mano y sentarlo sobre ella.

—Chri- Christopher —llamó el menor como pudo, el azabache tardó un rato en escucharlo hasta que por fin se separó de él para observarlo con atención.

—Yo- yo, lo siento creo que estoy llendo muy rápido, tampoco te pregunté si querías y posiblemente estés pensando que- —Minho atrapó entre sus manos la camisa del mayor y de un tirón lo acercó hasta poder besar nuevamente sus labios, compartía la opinión de que estaban lendo demasiado rápido, pero, ambos querían y el lo sabía.

—Asegura la puerta. —susurró el pelirrojo en cuanto se separó del beso.

Christopher no tardó mucho en obedecer la petición y eso le sacó al menor una pequeña risa, poco tiempo después tuvo entre sus piernas al azabache quien ahora besaba con intensidad y dulzura su cuello, chupaba y mordía cada rincón que podía y Minho estaba seguro que le dejaría una marca.

O varias.

El pelirrojo no pudo evitar el sonrojo que se asomó por sus mejillas cuando sus prendas superiores dejaron su cuerpo para que el mayor pudiera verlo con gran detalle pero la vergüenza que sentía quedó olvidada en el momento que sus pezones fueron atacados por la caliente boca del azabache.

Gimió sin restricciones mientras se retorcía en su lugar, Christopher apretó, besó y mordió sus rosados botones con fuerza y delicadeza combinada, en cuanto terminó bajó sus besos hasta la cinturilla de su pantalón de vestir, se deshizo de él como si estuviera enojado por prohibirle el paso.

—Es injusto que- —el príncipe dejo escapar un suspiro tembloroso cuando las manos del mayor recorrieron sus muslos —que tú aún estés vestido.

Eso pareció detener el tren de pensamientos del más alto porque al instante detuvo sus caricias para apresurarse a deshacerse de sus prendas.

En cuanto el mayor se encontró en las mismas circunstancias que el menor ambos cuerpos buscaron el contacto del uno con el otro casi sin pensarlo, las manos del azabache habían vuelto a posarse sobre las caderas del principe para acercarlo a su cuerpo mientras besaba nuevamente los ya rojizos labios del menor en dónde sus lenguas se encontraron y juntas crearon una danza intensa y apasionante.

Christopher gruñó en medio del beso cuando la mano del pelirrojo encontró su erecto miembro y lo acarició de arriba hacia abajo en un ritmo lento y sensual que envío pequeñas olas de placer por su cuerpo.

Minho no estaba seguro de que hacer, claramente esta era su primera vez y temía no poder estar satisfaciendo al mayor como el azabache estaba haciendo con él.

El pelirrojo se preocupó cuando el mayor se soltó de su agarre y se separó de él.

—Apoya tus codos en la mesa. —ordenó y Minho hizo exactamente eso viendo después como Christopher lo acercaba aún más al filo estando el en el medio de sus piernas abiertas, la posición era incómoda para el menor puesto qué Bang podía ver a detalle cada expresión de su rostro teniéndolo cara a cara y Minho estaba completamente avergonzado por la mirada intensa de Christopher en su cuerpo, como si fuera una gran obra de arte y el tuviera el placer de ser el único en verla. —Relájate, te prometo que seré gentil.

Minho confiaba en que lo sería y por eso relajó sus músculos y cerro los ojos en cuanto sintió el miembro del azabache presionar contra su entrada, respiró profundo antes de jadear bajo cuando sintió como este se empujaba con lentitud estirandolo hasta lograr estar por completo adentro.

Christopher besó sus labios para apaciguar el dolor punzante y el le devolvió el beso con tal de distraerse, le tomo solo unos minutos antes de sentir como el azabache sacaba su miembro y lo volvía a hundir de una sola estocada que lo hizo gemir alto, Christopher repitió la acción contento de su reacción, el ritmo lento y pausado había quedado atrás dejando ahora solo los rápidos y rudos empujes del mayor quien se sujeto de la cadera del principe con fuerza.

Minho sentía su cuerpo quemar con intensidad y sus labios arder por lo mucho que lo había estado mordiendo con tal de acallar los sonidos que salían de su boca, Christopher embestía su entrada con fuerza casi animal y eso solo lograba encenderlo más, Minho podía sentir que caía al infierno con cada estocada y se elevaba a lo más alto del cielo con cada beso del mayor.

Después de eso todo parecía ir en cámara rápida para Minho, como Christopher había empujado contra él y tocado algo en su interior que lo hizo gemir tan fuerte que dudaba de que alguien no los haya escuchado aunque sea por casualidad, como había llorado de placer mientras se sujetaba de los hombros del azabache y arañaba su espalda mientras gemía en su oído y como había rogado por más mientras jalaba los cabellos del más alto.

Tuvo todo lo que pidió y mucho más, se sentía pleno pero perdido en un mar de emociones desconocidas pero intrigantes, entonces recordó aquella línea del libro que con Christopher había leido.

<Ni las mismas manos ni los mismos labios describirán lo que han sentido>

Y era cierto, no había palabras para describir todo aquello que sentía y ni con tinta y papel podría plasmar todo eso, y no necesitaba hacerlo, solo necesitaba sentirlo y saber que estaba bien, que eso era lo que quería.

Y lo hacía.

Ahogó sus gemidos en los labios del azabache antes de sentir como llegaba a la cima del placer en una explosión sin sentido irremediable de satisfacción pura, fue casi irreal.

Y se dejó sostener por los brazos del mayor luego de que este acabara en su interior con un último jadeo.

Y justo ahí, ocultando su rostro en su pecho supo que era lo único que necesitaba para ser feliz, que él lo sostuviera entre sus brazos y dejara que escuchara los acelerados latidos de su
corazón.

Y justo ahí, ocultando su rostro en su pecho supo que era lo único que necesitaba para ser feliz, que él lo sostuviera entre sus brazos y dejara que escuchara los acelerados latidos de sucorazón

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˖۪⸙P R I N C Eˊˎ - minchan ↴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora