1. "La Madriguera"

9.1K 450 63
                                    

Verano 1994

La pequeña Lupin pasaba sus primeras vacaciones con los Weasley antes de comenzar su quinto año en Hogwarts. Molly ha conseguido la total confianza y amistad con Eleonor, sabiendo que era su madrina, se esforzaba por ser una buena imagen maternal para ella. Los gemelos (Fred y George), eran sus únicos amigos, teniendo en cuenta otra jovencita (de la que se hablará más tarde), los tres eran los reyes de las bromas en Hogwarts, junto a su cómplice Lee Jordan, infaltable.

Pero volviendo al tema de los gemelos. La pequeña Lupin tenía diferentes relaciones con los gemelos, por más que haga lo mismo con ambos.

• George y ella siempre tuvieron demasiada confianza, ambos se protegían mutuamente, se contaban rumores y sus más "íntimos secretos". Eleonor lo tenía como un hermano, y para suerte de ambos, ese sentimiento era mutuo.

• Fred y ella también tenían demasiada confianza, pero con Fred las cosas iban más allá de confianza y secretos, ambos eran "malvados" en las bromas y eso los unía más que nada. Desde su primer broma juntos, se creó una chispa que jamás se rompió ni se romperá. Pero, ese maldito "pero", ninguno de los dos entendía qué era esa "chispa", nisiquiera sabían que una chispa se había creado.

Narra Eleonor:

La casa tenía varios pisos de altura y estaba tan torcida que parecía sostenerse en pie por arte de magia. Cuatro o cinco chimeneas coronaban el tejado. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que decía "La Madriguera". Es un lugar realmente acogedor, la pobreza de los Weasley no le afecta a ningún miembro de la familia, son realmente felices, el amor en esta familia es incondicional.

—Ginny y tú no han cruzado ni tres palabras, así que dormirás con nosotros. A menos que quieras morir la primera noche, porque dormir con desconocidos no pega con Ginny —me habló Fred.

—Bill y Charlie están aquí, porque de no estarlo estarías durmiendo en el cuarto de alguno de ellos. Pero como sea, papá y mamá se ocuparon de poner una tercer cama en el cuarto, elige la que quieras —terminó explicando George.

Fred recogió mi única maleta, ya que llevaba un hechizo de expansión que me valía para guardar todo lo que quería.

Al llegar a la habitación, había tres camas, una pegada junto a una pared con ventana, otra en el medio de la habitación, y la última sobre la otra pared del cuarto. George ya estaba situado en esa última.

—¡Esa es mia! —Digo corriendo hacia la cama junto a la pared con ventana.

Fred rápidamente deja el baúl en el suelo y corrió hacia mi, pero era demasiado tarde, ya había saltado y aterrizado sobre la cama.

—¡No! ¡Esa era mía! —Espetó ofendido.

—Tú lo dijiste Freddie, era. —Respondo dirigiendole una sonrisa, con una aura altiva.

—Lo pagarás —Responde, levantando el dedo del medio y dirigiendolo hacia mi.

—Dieciséis años, Fred, es solo una cama, no te comportes como si tuvieras cinco. —Digo divertida.

George comenzó a reír y bromear sobre la linda pareja que haríamos.

—George, cállate —Digo mientras le tiraba una almohada. Para mi buen puntería, le di en la cara.

—¡Hey! —Se quejó.

—¿Por qué no pensaste en anotarte para el equipo de Quidditch? —Preguntó Fred, sabiendo la respuesta.

—Oh, sí, muy gracioso, eh, Fred.

George comenzó a reir y le arrojó la almohada a Fred.

—¡Si! —Comenzó George.— ¡Ese partido! ¡Hace dos años! —Continuó riéndose.— ¡Fred habia dirigido la Bludger hacia ti! Aún no descifro como la esquivaste, Eleonor.

—Tengo buenos reflejos, Georgie. —Y le guiño un ojo.— Aunque luego de eso no asistí a ningún otro partido, el maldito de tu hermano —apunto a Fred con un dedo— me creó un trauma.

Fred solo me dirigió una sonrisa burlona.

—Por eso los odio. —Digo cruzandome de brazos.

—Odiabas. —Corrige Fred.

—Odio. —Le corrijo, bromeando.

Hace un exagerado puchero, termina de poner mi baúl en los pies de la cama y sale de la habitación.

—Se ven tan lindos juntos. —Suelta George.

—"Se ven tan lindos juntos". —Le hago burla con una voz de ardilla.

En busca de una almohada que tirarle a George, no habia, por lo que opté por tirarle un oso de peluche que había en la mesa de noche.

—¡Deja de tirarme cosas! —Se quejó.

Acto seguido, se levantó de su cama, recogió la almohada y se aproximó a mi.

—¡Déjame! —Me quejo.

George comenzó a atacarme con la almohada.

—¡Guerra! —Espetó, se levantó, me arrojó una almohada, a la que agarré en el aire con agilidad, y comenzamos a hacer una guerra de almohadas.

Al cabo de un rato, ambos caímos rendidos. George se terminó de recostar en el suelo; antes lo había tirado al suelo de un fuerte golpe con la almohada. Mientras, yo intentaba recobrar el aire, sentada en la cama que escogí.

Fred regresó al cuarto, ninguno de los dos se atrevió a preguntar a dónde había ido, supongo que nisiquiera importó.

Luego de unos minutos, George y yo recuperamos el aliento y los latidos de nuestro corazón por la adrenalina se habían reducido, ahora estabamos calmados.

—¡Niños! ¡Bajen a cenar! —Gritó Molly desde la escalera.

Los tres nos aproximamos a la puerta a la vez, como si no hubiéramos ingerido nada en días. Bajamos como locos, corriendo por las viejas escaleras de madera y provocando que éstas hagan un chillido insoportable.

Al llegar a la mesa, nos sentamos como lo hacíamos en Hogwarts; Fred a mi izquierda, yo en el medio y George a la derecha.

La cena transcurrió bien, Bill argumentó que volvió por el Torneo Internacional de Quidditch. Charlie acompañó el argumento de Bill, aunque eso no terminó de convencer a los gemelos... ni a los demás hermanos, pero Molly y Arthur parecían estar de acuerdo.

Al terminar, corrí al cuarto a buscar algo de ropa para tomarme una ducha e ir a dormir. Pero un pelirrojo de metro setenta y cinco y pelo algo largo se aproximó a ganarme la carrera hacia el baño.

—¡Maldito seas, Frederick Weasley!

Pero lo único que recibí fue una risa de detrás de la puerta.

Dos almas | Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora