15. Gred y Feorge

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Tú y yo. Broma a Filch. Atardecer
•Torre de Astronomía•
No faltes ;) ☆

Tener que leer esa pequeña hoja cuando la deslizaron por debajo de mi puerta me descolocó un poco. ¿Qué querría hacerle George al pobre conserje ahora? No lo sé, pero me apunto, que se joda por ser el conserje.

Y su gata también.

Hogwarts era enorme, eso no cabía duda en nadie, tener que caminar de la sala común de Gryffindor hasta allí arriba era para locos, realmente terminabas con un terrible dolor de pies. Tardé quince minutos en escabullirme en la cocina a robar algo de comida, los elfos casi me echan de ahí de un golpe en la cabeza con un plato. Luego de huir, estuve media hora intentando no perderme y llegar sana y salva a la torre de Astronomía.

Ojalá algún día las escaleras tengan a los costados de qué agarrarse, daba vértigo deambular por las escaleras de los pasillos del castillo.

Cuando finalmente llegué, probablemente había tardado una hora en llegar hasta arriba de todo.

—Te lo juro, George—comencé a hablar—, es la última vez que subo aquí, mis pies...

Okey, ¿alguien se imagina por qué paré de hablar?

Fred se volteó, me miró. George, asomándose de detrás de él, me sonrió inocentemente.

Lo iba a matar.

—Muy bien, caí —me puse nerviosa—, ¿qué quieren?

Fred no contestó. George se acercó, titubeante.

—Uhm... Fred y yo hablamos... y llegamos a la conclusión de que todo debe volver justo como estaba todo en las vacaciones.

Di unos pasos hacia adelante, acercándome a Fred. Hacía tanto que no lo veía con esta cercanía. Mi pulso se disparó inevitablemente. Me regaló una sonrisa ladeada y una mirada que decía tantas cosas que jamás se iban a poder verbalizar.

—Yo... —comenzó.

—No —interrumpí—, lo sé todo, no te preocupes.

—Lo lamento, Ellie. Te quiero, de verdad lo hago. No tienes que perdonarme, fui un idiota —habló con tanta rapidez que apenas pude hacer que se calle.

Negué con la cabeza, divertida.

—George —llamé, él se acercó a mi oreja—, creo que la broma de hoy no tiene que ser para Filch.

Ambas zanahorias sonrieron.

—Hola de nuevo, Fred Weasley.

○○○

—¡ES QUE ES HORRIBLE! —lloriqueaba Jhonson— ¡M-mira mi pelo! —gimoteó.

—A eso, Angelina, se le dice Karma, seguro no lo conocías. Tal vez es porque abusar del consentimiento y la confianza de alguien está muy mal.

Desearía haber dicho eso, pero fue George el que soltó esas palabras. La profesora McGonagall estaba a unos pocos metros, haciendo de oídos sordos, creo que era la única y la primera vez que no nos llamaría la atención por haber hecho una broma, no, una venganza.

La morena fue escoltada por dos de sus amigas hacia los baños, donde probablemente se encerraría a llorar. Su pelo estaría enmarañado y cambiando de color un par de días...

Dos almas | Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora