18. Ya no me siento tan solo

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Este capítulo específicamente estará narrado por Fred, disfruten <3

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Fred

El corazón me va a mil por hora mientras la miro, esperando una respuesta. Veo en sus ojos la duda y respiro, respiro tan profundo e intento calmar a mi corazón, que se vuelve loco y depende totalmente de ella. A esta altura me pregunto si siempre ha sido así. Ella siempre ha causado esto en mí, ¿por qué tardé tanto?

Ellie dibuja en su cara una pequeña sonrisa y siento que me derrito, no sé qué hacer, va a volverme loco si no dice que sí. Y de pronto, sé que lo dirá, que me dará el permiso de estar con ella más allá de todo y que los sentimientos son tan fuertes que cualquiera podría llegar a tocarlos. Quiero que tomen forma, que Ellie los tome y los cuide con su delicadeza.

—Está bien.

Siento que vuelvo a vivir cuando se acerca y tira de mi cuello hacia ella para darme un beso. En cuanto estoy por corresponderle, se aleja. Frunzo el ceño, nuestros labios ni siquiera llegaron a tocarse. Ellie se mantiene ahí, a escasos centímetros de mi boca. Estamos tan cerca que tengo miedo de que sienta los latidos de mi corazón. Entonces, me abraza.

—No deberías avergonzarte por sentir, Fred.

Y me sonrojo notablemente mientras la apretujo contra mí con tanta fuerza que tengo miedo de que se escape de mis manos.

—No deberías practicar Legeremancia conmigo, Ellie —reprocho.

—Pues practica Oclumancia, tonto —una de sus manos viaja hacia mi cabeza y acomoda un par de mechones que caen por mi frente.

La miro mientras lo hace y la tomo de la cintura para mantenerla más cerca. Ellie toma el control un momento y se sienta en mis piernas. Sigue acomodando mi pelo.

—Debería cortarlo —comento en cuanto ella frunce el ceño cuando un mechón no se queda donde ella quiere.

Me mira, dubitativa.

—¿Quieres cortarlo?

—Debería.

—¿Pero quieres? —insiste.

Veo en sus ojos ese brillo de picardía. Sé inmediatamente lo que tiene en mente.

—¿Quieres hacerlo? —pregunto y se sonroja.

Bingo.

—Solo si me dejas —se encoje de hombros y me muero de ternura.

—¿Y sabes cortar pelo? ¿Por qué sabes hacer tantas cosas? —pregunto, sintiéndome algo inútil.

—No lo sé, solo lo hago... —comenta y se recuesta en mi hombro.

La abrazo.

Nos quedamos así un momento. Ellie bosteza y nos acomodo mejor en la cama para que pueda dormir si así lo quiere.

—Debería dormir en mi cama —comenta mientras acaricia mi brazo.

—No pareces querer, te veo muy cómoda sobre mí —bromeo.

Ellie asiente con la cabeza suavemente y termina acomodándose mejor.

—Siempre has sido mi lugar seguro, Fred, es fácil sentirme en confort contigo. No descanso bien desde... todo. Déjame dormirme aquí, luego puedes irte si quieres.

Claro está que no me movería de ahí ni aunque el mismísimo Voldemort me lo dijera.

Recuesto mi tronco y mi cabeza sobre el respaldar de la cama mientras Ellie se queda dormida escondida en mi cuello. Acaricia mi brazo, que se mantiene alrededor de su cintura.

Dos almas | Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora