12. Una travesura más, una menos...

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Cuando abrí los ojos, despertándome, noté una bolsa bastante conocida y una notita la acompañaba esta vez.

La tiraste al carajo cuando fuiste a enfrentar a ese idiota. Aquí te la traigo, mi pequeña valiente :)

Ptt: Hay más Brownies adentro, receta mía, por cierto.

Tú gran amigo, Andy.

Me aguanté las ganas de llorar por ese detalle. Ya me había puesto sensible y no me agradaba.

Me fijé en la hora y noté que había dormido diez horas, eran las 6:30 a.m.

—A la mierda el mundo —mascullé levantándome.

Me vestí rápidamente con otro pantalón más cálido y me puse mis botas para invierno.

Las clases empezaban a las 8:20 a.m, así que podía andar sin el uniforme fuera de horarios. El problema era que Hogwarts era demasiado grande y eran quince minutos de caminata hacia la salida y diez hacia el lago —donde más paz me daba—, entonces el tiempo se me iba volando.

Aún así despejé mi mente mientras contemplaba el amanecer y comía mis preciados brownies.

Al cabo de un rato, una rama crujió a metros de mi y me giré rápidamente por reflejos. ¿Qué hacía él allí? Y lo más importante, ¿lo que tenia en sus ojos eran lágrimas?

—Mierda —masculló limpiando su rostro rápidamente y caminando hacia atrás.

Sus pasos fueron tan torpes que cayó de bruces al suelo. Me paré tan rápido como pude para acercarme a él y darle una mano.

—Te ayudo —dije amablemente.

Él me miró perplejo y luego volteó a ver a sus lados en busca de personas, pero solo éramos nosotros dos entre la fría nieve en compañía de un lago a nuestro lado. Ignoró mi mano y se levantó solo. Sus mejillas estaban enrojecidas por algo más que el frío.

—¿Por qué lloras?

—¿Yo? Estás loca —hizo una mueca y retrocedió.

Me encogí de hombros y volteé a ver al lago, solté un suspiro que se hizo vapor en el aire, realizando un humo blanco.

—Que lindas se ven las montañas desde aquí —comenté al ver que él no se había ido.

Escuché la nieve crujir bajo sus botas mientras se acercaba y se posicionaba a mi lado.

—Sí, lo sé.

—Ya sé que tú sabes —lo miré de reojo y él me miró—. Te he visto venir antes, pero me voy antes de que me notes.

—¿Me acosas? —hizo otra mueca.

—No, cielo, es que yo también vengo a esta parte del lago a pensar sobre la vida.

—Yo no vengo a pensar sobre la vida —frunció el ceño.

—Ya, si es que yo soy muy tonta —ironicé.

—Si así tú lo dices...

Sonreí.

—¿Por qué me estás hablando, Draco?

—De hecho iba a usar un obliviate contigo pero me diste pena.

—Ya, sí, pena.

—La que me dió cuando correteaste llorando por todo Hogwarts en busca de atención por el rompecorazones del traidor.

Fruncí el ceño en muestra de enojo.

—Hey, baja el tono, yo no te he tratado mal.

—No, pero eres una traidora, y gente como tú no es aceptada.

Dos almas | Fred WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora