Steve Harrington x male oc!
Billy Hargrove x male oc!
Steve está confundido respecto a los sentimientos que está teniendo hacia su compañero de clase, Matthew Anderson.
Lleva demasiado tiempo intentando salir con chicas y ninguna de estas le convenc...
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––¡Despierta Matt!
Anderson abrió sus ojos y miro frente suya los ojos azules de Max, la miro asustado y ella también le miraba con pánico.
—¿Qué? ¿Qué pasó? —pregunto Matt confundido mientras observaba a Max paniqueado.
—Vamos a ayudar a los demás.
—¿Qué? ¿Cómo?
—¡No, Max! —el grito de Steve los alertó, haciendo que los dos en el sillón lo miraran mientras se acercaba con las manos en su cintura —, no irán a ningún lado y Matt... no podrá convencerme.
—A ver, chicos —llamo Matt parándose y caminando hasta los demás moviendo sus manos con confusión —. Necesito que me expliquen que está pasando.
—¡No podemos estar en la banca!
—Mike, lo digo en serio, ¿Qué está pasando? y ¿Dónde esta mi gato?
—Lo tengo yo —la voz de Dustin se escuchó a las espaldas de Matt, quien se acercó con rapidez y observó al de gorra agachado con el gato entre las piernas y tomaba leche de un pequeño recipiente.
—¿Le hará bien la leche?
—Ni idea, pero no dejaba de maullar desde hace varios minutos.
—Bien... Ahora, expliquenme que está sucediendo.
—Queremos ayudar a los demás atrayendo los demogorgon y así que tengan más tiempo.
—Bien, ¿Qué más?
—Estos túneles... Están conectado al azotamentes, así que podríamos quemarlos y así atraer a los demogorgon y dejar que El se ocupe de todo.
—Me parece un buen plan —de fondo se escuchó a Steve quejarse y decir "¿Estás de acuerdo con esto, Matt?" —, vamos, Steve enciende el auto.
—¡No! Me dieron la orden de que nos mantendremos aquí y nos vamos a quedar en la banca por el resto del juego ¿Entendido?
—¡Esto no es un maldito juego!
—¡Dije si entendieron! —el paño que estaba sobre sus hombros lo tomo y con el apunto al resto del grupo quien solo no contesto y le continuaron mirando fijo.
—¿Dónde está mi mochila?
—Se la llevo Hopper al cobertizo.
—ay ese caballero, voy y vuelvo.
Matt dió un par de pasos hacia la entrada, pero Steve se movió de tal modo que le dejaba obstruida la salida.
—No dejaré que salgas.
—Vamos, Steve, en el fondo sabes que los chicos tienen razón.
—No, Mattie — las manos grandes de Steve se posaron en los hombros de Matt y las apretó levemente —, es peligroso y no quiero que nada les pase, en especial-
